El presidente del Estado francés, Nicolas Sarkozy, se enfrenta a una «semana difícil», según sus propias palabras, y sus reformas deberán pasar la primera prueba de fuego el próximo miércoles, fecha de la huelga convocada por los sindicatos en protesta por los cambios previstos por el Gobierno en el régimen especial de jubilación.

El ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, presentó el pasado miércoles a las organizaciones sindicales y empresariales su propuesta de reforma y confirmó que «no es negociable» el planteamiento que contempla prolongar el tiempo de cotización de los 37,5 años actuales a los 40 años en 2012.

Trabajo iguala así todas las pensiones y acaba con la especificidad de algunos trabajadores, como los del sector público, los de la Comedia francesa, los de la eléctrica EDF, los ferroviarios de la SNCF o el transporte urbano de París, la RATP.

Al conocer la negativa del Ejecutivo a negociar, los principales sindicatos del país reiteraron su llamamiento a la huelga, a la que también se han unido seis federaciones sindicales de ferrocarril advirtiendo de que «si no se da una respuesta positiva» tras la huelga del día 18, convocarían una nueva jornada de protesta que podría incluso prolongarse.

Tren y metro

El tráfico ferroviario y el transporte en el metro se verá seriamente afectado, según anunció el secretario general de la Central General de Trabajadores de Francia (CGT), Bernard Thibault, que auguró un alto grado de participación en la protesta.

También la presidenta de la SNCF, la empresa estatal de trenes, Anne-Marie Idrac, admitió que es su deber advertir a los ciudadanos de la incidencia de la huelga.

Para el mismo día están previstas otras manifestaciones sectoriales, como las de la función pública, la Agencia Nacional de Empleo, Correos, France Télécom o el Banco de Francia.