Raimundo Fitero
La política
Interesa la política en televisión? Es una pregunta que hoy mismo podríamos contestar, mirando los resultados de audiencia del martes, que sí, que al menos los asuntos sobre los políticos tienen clientela televisiva. Otra cosa es entender que lo sucedido con la vuelta de María Teresa Campos a Tele 5 con su «Laberinto de la memoria» y la triada de políticos en ejercicio comparecientes en «Tengo una pregunta para usted» en la primera estatal, se puedan entender como asuntos de contenido estrictamente político o se trata, meramente, de acercarse a unos personajes que son reconocidos por sus actividades políticas. El dato a tener en cuenta es que ambos programas cosecharon unos buenos resultados de audiencia y eso ha disparado, en tiempos de campaña electoral, las pituitarias de los jefes de comunicación de los partidos que van a intentar presionar para que este tipo de comparecencias o reportajes sean cercanos a sus tesis de manera mayoritaria. Abróchense los mandos que nos vienen preguntas y preguntitas en todas las cadenas autonómicas para loar al líder.
Claro está, la pregunta buena es si se considera que la foto y las ruedas de prensa posteriores de ZP e Ibarretxe acordando la discrepancia ya sabida son asuntos políticos, o se trata de politiquerías de salón, de representaciones pequeño burguesas del arte de perder el tiempo con articulaciones sobrenaturales sobre lo fundamental. Obviamente, una reunión de estas características tiene repercusiones en el quehacer político habitual, y de ello se encargan los medios reproductores del nihilismo periodístico actual, para dar cabida a todos cuantos hablan por no callar. Aunque lo que dicen algunos sirve para retratarse, para que no queden dudas y su figura política quede clara y concisa. Todos sabíamos que Mayor Oreja era un franquista. Ahora lo ha reconocido de manera expresa. Aunque sus correligionarios digan que se trata de una entrevista-trampa. ¿Cómo va a criticar un franquista al franquismo? Lo contrario es lo peligroso. Es bueno que empiecen a sacarse la capucha los «demócratas de toda la vida» que crecieron y se enriquecieron con el franquismo y cambiaron de chaqueta. ¿Política?