El Parlamento de Gasteiz vuelve a apostar por el diálogo para la paz
El Parlamento de Gasteiz volvió ayer a apostar por «el diálogo político sin exclusiones» para la superación del conflicto político y llegar a un escenario de paz y normalización. La iniciativa partió el pasado mes de junio del grupo Ezker Abertzalea y lo que ayer se aprobó finalmente fue la enmienda a la totalidad presentada por el tripartito, un texto no muy alejado del original. Una vez más los representantes del PSE y del PP votaron en contra de las dos iniciativas.
Iñaki IRIONDO |
Ezker Abertzalea había presentado una proposición no de ley sobre la necesidad de diálogo y de acuerdo político el pasado 14 de junio, al poco de que se produjera la ruptura del alto el fuego. Pero el funcionamiento del Parlamento de Gasteiz y las vacaciones veraniegas de tres meses no habían posibilitado que se tratara hasta el pleno de ayer.
Como es habitual, el tripartito había presentado una enmienda a la totalidad a la propuesta de Ezker Abertzalea. No es que los textos de ambos grupos fuera irreconciliables ni siquiera muy diferentes -a lo sumo podría decirse que el de PNV, EA y EB es algo menos concreto- pero la estrategia del tripartito pasa por presentar siempre sus propios textos. Además, ayer se negó a buscar ningún acuerdo con Ezker Abertzalea cuando Nekane Erauskin sondeó esa posibilidad, según señalaron a este diario desde el grupo independentista.
Estos movimientos tácticos conllevaron que el tripartito se abstuviera en la votación de la propuesta de Ezker Abertzalea -que fue derrotada por el rechazo de PSE y PP- y que Ezker Abertzalea se abstuviera en la votación de la enmienda del tripartito, lo que posibilitó su aprobación a pesar de la posición también contraria de los parlamentarios de PSE y PP.
Texto aprobado
Según el texto aprobado, el Parlamento «manifiesta su compromiso a favor del diálogo y de la necesidad de lograr un acuerdo que traiga la superación del conflicto político y la convivencia normalizada».
Además, la Cámara autonómica expresa a este respecto «que el diálogo político sin exclusiones constituye el medio esencial para tratar de alcanzar la normalización política y, por tanto, no puede ser objeto de reproche social o judicial».
Y, por último, «reitera que las reglas de juego propias de un sistema democrático son elementos esenciales para llegar a un escenario de paz y normalización basado en la asunción del pluralismo político y su respeto, que implica el derecho de participación en igualdad de condiciones, la ampliación del consenso entre diferentes y la ausencia absoluta de cualquier tipo de expresión de violencia, chantaje o extorsión».
Debate actualizado
Como cabía suponer, el debate de la propuesta de Ezker Abertzalea no se dio sobre las circunstancias que provocaron su presentación, sino sobre el escenario político actual, donde se entremezclan los golpes represivos del Estado, las acciones de ETA, la «hoja de ruta» presentada por Juan José Ibarretxe y la reiterada insistencia del Gobierno español de poner la Constitución como tope de las aspiraciones vascas.
La portavoz del grupo proponente, Nekane Erauskin, comenzó lamentando la oportunidad perdida durante el proceso negociador para la superación del actual marco y la consecución de la paz, y reprochó a PSOE y PNV de haber dicho no a las propuestas que lo posibilitaban. Denunció la apuesta represiva del PSOE y destacó que para la superación del conflicto es preciso que el Estado español reconozca a Euskal Herria como sujeto político y de derechos como el de autodeterminación. Por ello pidió al lehendakari que especificará para qué quiere el diálogo entre partidos y para qué es la consulta que propone. Según valoró, debieran ser para asentar las bases que permitan superar el conflicto.
Los portavoces del tripartito se emplearon en criticar que Ezker Abertzalea no condene la violencia de ETA o las acciones de kale borroka y denunciaron también la actitud del Gobierno español por actuaciones como la detención de dirigentes políticos, pero sobre todo por su respuesta a la «hoja de ruta» presentada por Ibarretxe.
Entre tanto, desde el PP y el PSE trataron de negar legitimidad a Ezker Abertzalea para hacer propuestas a favor del diálogo, al tiempo que cargaban contra el lehendakari y sus planes, insistiendo en que todo debe ceñirse a la Constitución.
Curioso resultó que, después de que el portavoz del PSE, José Antonio Pastor, hubiera dicho que no tenía nada de qué hablar con la izquierda abertzale porque «son incapaces de condenar la violencia terrorista» y «no respetan las leyes», Joseba Egibar le recordara que hasta hace cuatro meses, representantes del PSOE y del Gobierno español -«alguno de esa misma bancada», en referencia a Jesús Eguiguren- estaban hablando y negociando de estas cosas con Batasuna y con ETA». Pastor se enfadó y dijo que aquello era «una afirmación soez e innoble». Apuntó que el diálogo era para buscar la paz y que el Gobierno dijo no cuando ETA trató de sobrepasar los límites de ese diálogo y los límites del Estado de Derecho.
Por su parte, Nekane Erauskin respondió al PP y al PSE que la legitimidad de su grupo le viene dada por los más de 150.000 votos que obtuvo. Y dirigiéndose en concreto a Leopoldo Barreda, del PP, le recordó que tienen por presidente de honor del partido a un ministro de Franco y que Jaime Mayor Oreja acaba de alabar la extraordinaria placidez con la que se vivía bajo el franquismo.
El debate sobre la necesidad de diálogo y de acuerdo político derivó en no pocos momentos hacia la «hoja de ruta» trazada por Ibarretxe y la respuesta de Rodríguez Zapatero imponiendo la Constitución como límite incluso al diálogo.
En este contexto, el portavoz del grupo parlamentario del PNV, Joseba Egibar, lanzó lo que admitió que era una idea personal pero que creía que sería plenamente asumida por su partido: retó a PSOE y PP, a José Luis Rodríguez Zapatero y a Mariano Rajoy, a que con sus mayorías en el Congreso y en el Senado convoquen «en este país» una consulta para la ratificación de la Constitución española. Y se comprometió a que si es aprobada por la mayoría absoluta de los votos válidamente emitidos «yo me callo y en los próximos veinte años no vuelvo a hablar del tema». Egibar recordó que en el referédum de 1978 la Constitución obtuvo en Euskal Herria el respaldo de apenas el 30,8% del electorado.
Por el PP, Leopoldo Barreda apenas entró al trapo. Se limitó a señalar que el texto constitucional obtuvo tres «síes» por cada «no». El portavoz del PSOE, José Antonio Pastor, sí respondió a Joseba Egibar. «Ocurrencia por ocurrencia, porque lo suyo es una ocurrencia -apuntó Pastor-, podría decirle al lehendakari que disuelva la Cámara, que convoque elecciones y que lleve su plan como programa electoral».
Llama la atención que el portavoz del PSE calificara su propia propuesta de «ocurrencia» puesto que ayer mismo el parlamentario del PSE Óscar Rodríguez la había concretado por escrito en un diario alavés.
Ezker Abertzalea había registrado una pregunta al lehendakari sobre «¿Por qué decidió el Gobierno actuar en contra de la manifestación del 9 de setiembre en Donostia utilizando la violencia policial?».
Como Juan José Ibarretxe no estaba en el salón de plenos, Nekane Erauskin, denunció que el lehendakari escape cuando se le pregunta sobre estas materias y criticó la contradicción entre sus discursos y sus hechos. Señaló que no deseaba un debate con el consejero de Interior, porque su pregunta no era sobre técnica policial sino sobre política, sobre por qué Lakua colabora con la estrategia del «apartheid». Por ello anunció la retirada de la pregunta y el grupo dejó el pleno. Pese a ello, Javier Balza intervino para acusar de «miseria» a Ezker Abertzalea por irse del pleno y también de mentir, para felicitarse del encarcelamiento de Juan María Olano y para calificar de «fascistas» a los convocantes de la manifestación. Lo que no explicó fue ni por qué prohibió la marcha, ni por qué se empleó con violencia para impedir el derecho ciudadano.
I.I.