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llamado mundial contra la pobreza

«Corremos el riesgo de ver simplemente a las personas pobres como una cifra»

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SYLVIA BORREN, DIRECTORA EJECUTIVA DE NOVIB/OXFAM LOS PAÍSES BAJOS

Millones de personas a lo largo y ancho del planeta volvieron a responder ayer al Llamado Mundial contra la Pobreza (GCAP). Desde el baño en la céntrica fuente de la plaza Moyua de Bilbo a cargo de representantes de seis grupos contra la exclusión social, a los 70.000 asistentes al partido entre Brasil y Ecuador que en el mítico Maracaná realizaron una gigantesca ola. Fueron sólo dos ejemplos del clamor de la sociedad civil.

¿Cómo surge este Llamado?

Con el arranque del milenio, en las Naciones Unidas nace una preocupación por cambiar el curso de la historia. Es entonces cuando se definen las metas de desarrollo del milenio o lo que se ha dado en llamar los Objetivos del Milenio. El llamado global para la acción contra la pobreza nace entonces en 2004, cuando un grupo de organizaciones civiles se reúnen en Johannesburgo para preparar la campaña. Se consideraba que el año 2005 era un año importante para dejar ver qué es lo que los gobiernos deberían hacer para poder cumplir con los Objetivos del Milenio. Ahora, la campaña GCAP articula ya a más de un centenar de plataformas nacionales en el mundo.

«Desde la caridad hacia la justicia», defienden. ¿Qué significa?

Quiere decir que por muy importante que sea toda la ayuda, ya sea de iniciativas privadas o cooperación internacional, en el combate contra la pobreza mundial sólo se logran resultados sostenibles con la voluntad política de los gobiernos, en un esfuerzo conjunto con la sociedad civil y el sector privado. Por eso, `el hacer justicia' es importante para reducir las desigualdades y crear nuevos espacios de incidencia.

El año pasado, GCAP y la Campaña del Milenio de la ONU pusieron en pie contra la pobreza a 23,5 millones en más de cien países. ¿El suyo es un mensaje que ha calado?

Todavía me llena de inspiración el gran número de personas que se levantó contra la pobreza el año pasado. Me da pena que a pesar del éxito, casi no se dio cobertura en los medios de comunicación. Espero que eso cambie este año.

¿Es difícil dar continuidad a movilizaciones de estas características, que están concebidas a nivel internacional?

Nosotros vemos que la demanda por la justicia es un fuerte factor movilizador. Se reconoce que la demanda es una demanda política en el sentido que expone y critica las relaciones de poder existentes. Y se hace un llamamiento a la sociedad para que se movilice, actúe, presione a los líderes políticos y exija, como primer paso en la erradicación de la pobreza, el cumplimiento de los Objetivos del Milenio para 2015. La alerta civil la establecen los ciudadanos activos en este mundo.

Usted asegura que las cifras de los millones de personas en el mundo que sufren hambre o pasan pobreza, se vuelven abstractas. ¿Qué quiere decir?

Corremos el serio riesgo de ver a las personas pobres simplemente como una «cifra» y olvidarnos que son ciudadanos y ciudadanas con derechos, con sueños y proyectos de vida. La pobreza extrema es cotidiana para casi un millón de personas que subsisten con menos de un dólar por día. Cerca de 800 millones tienen un poco más, pero igualmente tienen una alimentación insuficiente para satisfacer sus necesidades básicas. Casi tres de cada cuatro de estas personas son mujeres. Son las mujeres las que en su mayoría cargan el peso de la pobreza, son las que trabajan más duro para salir de su situación, y son las que menos poder de decisión tienen sobre su futuro. Por su envergadura, las cifras se vuelven abstractas, y no se ve el nivel de pobreza e injusticia que vive cada persona en esa situación. Por eso creo que es un desafío para cada ciudadano en el mundo entender el sufrimiento humano que genera la pobreza, y cómo podemos incidir en cambios a través de nuestro comportamiento y a través de nuestras demandas públicas. Esperamos poder tocar a los ciudadanos «en su corazón» para que se puedan conectar con esta causa.

A la movilización de este año han querido también ustedes imprimirle un carácter más político. ¿En qué sentido?

Este año hemos tratado de hacer todos los esfuerzos para que los objetivos sean no solamente «viables» desde el punto de vista técnico y económico, sino también desde el político, es decir, creando la voluntad política necesaria por parte de los estados y los gobiernos. Sin esta voluntad política, no lograremos el cumplimiento de los objetivos. La participación de más grandes masas de ciudadanos en una demanda más ambiciosa hace que la campaña sea más poderosa y en ese sentido política, pero se trata de una movilización de ciudadanos, no de partidos políticos.

¿Los Objetivos del Milenio se diluyen cada día que pasa?

Estoy convencida de que los líderes políticos necesitan tener como contrapeso a una sociedad crítica, que no sólo vota por ellos, sino que también expresa muy claramente sus demandas. De otra manera, las promesas, como los Objetivos del Milenio, nunca se realizarán. La Comisión Europea y los gobiernos de la Unión utilizan grandes palabras sobre la necesidad de combatir la pobreza y sobre su esfuerzo de realizar los Objetivos del Milenio. Y, sin embargo, observamos que la planificación financiera para 2013 demuestra una reducción de la contribución a educación, salud, el combate al sida, el tema de justicia de género...

Joseba VIVANCO
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