La Policía española desarrolló en la madrugada de ayer una nueva operación por orden del juez Baltasar Garzón. En concreto, los jóvenes Joseba Elorriaga, Mikel de Gregorio, Txomin Gezuraga y Aner Mimenza fueron detenidos en Getxo, mientras Josu Rodríguez y Lander Labajo fueron arrestados en Berango.

Según indicaron desde el Ministerio del Interior español en un comunicado, estas seis personas fueron arrestadas por su presunta relación con varios sabotajes ocurridos en los últimos años en la comarca de Uribe-Kosta. Al parecer, las diligencias estaban abiertas desde julio de 2005 y se les imputan ataques hasta este mismo verano.

Asimismo, los responsables de Interior aseguraron que los nombres de los arrestados aparecían en los supuestos documentos incautados hace años a un militante de ETA y que han sido el motivo esgrimido para desarrollar numerosas detenciones «preventivas» en los últimos tiempos.

La operación policial comenzó a primera hora de la madrugada, y las detenciones se produjeron prácticamente de forma simultanea a partir de la 1.10 horas. Según explicó Askatasuna, algunas de las detenciones se produjeron de forma «muy violenta». En el caso del arresto de Mimenza, la Policía echó abajo la puerta con un martillo. En el caserío en el que vivía Labajo en Berango, por su parte, los efectivos de la Brigada Provincial de Información de Bilbo que realizaron las detenciones también rompieron la puerta. En este caso, sin embargo, utilizaron explosivos.

Golpes y esposas a familiares

Según informó el organismo antirrepresivo, al tratarse de un caserío familiar los policías accedieron a la parte en la que reside su hermano y se abalanzaron sobre él golpeándole y preguntándole continuamente por dónde estaban los demás. Los agentes permanecieron hasta casi las 6.00 de la mañana en el lugar sin que apareciera ninguna secretaria judicial.

La detención de Mikel de Gregorio también resultó violenta, según informó el organismo antirrepresivo. Los agentes mantuvieron esposados a dos familiares del arrestado y les obligaron a permanecer en las escaleras. La secretaria judicial llegó a la casa casi una hora después de que los policías irrumpieran en su domicilio.

Según señaló Askatasuna, el resto de arrestos fueron más «normales» y la secretaria judicial se presentó con la orden de detención. Además de las detenciones, la Policía española registró las viviendas de los arrestados y en todos los casos se llevaron ordenadores y diversa documentación.

Posteriormente, a pesar de que en un principio los agentes informaron a los familiares que los detenidos iban a ser trasladados a la comisaría de Indautxu, una vez personados allí les comunicaron que fueron trasladados a Madrid y que no pasarán ante el juez hasta mañana.

Según señalaron los abogados de los jóvenes, les ha sido aplicada la incomunicación a todos ellos y para evitar que puedan ser objeto de torturas y malos tratos han reclamado a Garzón que aplique el protocolo que diseñó él mismo y que constaría de tres apartados: grabación de los interrogatorios; poder ser visitados por un médico de confianza; y avisar a los familiares dónde se encuentran retenidos. Por el momento, no han recibido respuesta a su petición.

«La represión es estéril»

Askatasuna denunció a través de un comunicado las detenciones realizadas y la «violencia» empleada por los agentes de la Policía española que participaron en la operación.

El movimiento pro amnistía situó las detenciones de ayer y los registros y arrestos que se han realizando en las últimas semanas dentro de «la estrategia represiva» que está desarrollando el Gobierno español.

«Han optado por intentar acabar con la lucha por la independencia con operaciones policiales brutales, macrosumarios y mediante una política carcelaria asesina» aseguraron, para agregar a continuación que «durante muchos años en este pueblo se ha demostrado que la represión es estéril».

En este sentido, añadieron que «estamos viviendo un crecimiento de la represión en Euskal Herria y dentro de poco vendrán nuevos ataques», por lo que Askatasuna llamó a reforzar la lucha antirrepresiva «pueblo a pueblo y barrio a barrio».

La detención de los seis jóvenes también causó indignación y sorpresa entre sus familiares y amigos ya que eran muy conocidos en Uribe Kosta y hacían vida pública participando en todo tipo de actividades culturales, deportivas y sociales.

Mikel de Gregorio, por ejemplo, es jugador del Sestao River que milita en la categoría de Segunda B. En este sentido, señalaron que algunos arrestados se habían percatado que en las últimas semanas estaban siendo objeto de seguimientos por parte de las FSE.

También se preguntaron por el motivo por el que se ha desarrollado ahora la operación si las diligencias habían sido abiertas en julio de 2005.

En este sentido, no dieron ningún crédito a las manifestaciones realizadas por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que llegó a predecir el futuro asegurando que la Policía española «tiene sospechas» que hacen pensar que «una parte de los detenidos podían estar próximos a su ingreso en ETA» sin aportar pruebas ni ningún dato para argumentar sus palabras. En esa misma línea, Rubalcaba señaló que «la experiencia demuestra que una parte de quienes practican la violencia callejera acaban en ETA». El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, también valoró de la misma forma las detenciones al insistir en la misma línea argumental de que «la violencia callejera normalmente» es el primer paso» para entrar en la organización armada.

«Implacables ante la violencia»

Camacho señaló que los nombres de los arrestados aparecían en la documentación supuestamente incautada a ETA que ha sido utilizada para realizar varias operaciones policiales catalogadas como «detenciones preventivas» en los últimos años, y que han sido puestas en entredicho por el Tribunal Supremo.

Rubalcaba enmarcó estas detenciones dentro de las manifestaciones que realizó el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, hace algunos meses en el Congreso en el sentido de que «seremos implacables con la violencia». El ministro del Interior añadió que «el objetivo del Gobierno es ser implacables con la violencia cualquiera que ésta sea: de alta, de baja o de media intensidad».