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Bernad: «Me enfrento al conflicto con ganas de comprenderlo»

El Guggenheim inauguró ayer la exposición «Chacun à son goût» en medio de la polémica creada después de que la Asociación de Víctimas del Terrorismo pidiera la retirada de una serie de fotografías de Clemente Bernad, que tilda de «ofensiva». La comisaria se mostró sorprendida, ya que «se está poniendo el acento en una imagen que no está».

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Izaskun LABEAGA | BILBO

La pieza que no se exhibe en el Guggenheim y que se halla en el origen de la polémica que saltó ayer es una fotografía de la radiografía del cráneo de Miguel Angel Blanco tomada en el hospital en el que ingresó tras ser disparado, en julio de 1997. Sí se pueden ver otras del navarro relacionadas con la realidad política vasca pero también con una huelga petrolera en Venezuela, los presos turcos o los trabajadores andaluces.

«Seleccioné las imágenes a colgar de las paredes del museo en base a criterios estéticos, de contenido, visuales... El conflicto vasco se caracteriza por que hay muertos, es evidente, así que pensé que si iban a aparecer imágenes de personas fallecidas era mejor cubrirse las espaldas para que no hubiera problemas. En ese proceso se pidió permiso, entre otros, a la familia de Miguel Angel Blanco, a través de la Fundación Miguel Angel Blanco. Les envié una carta absolutamente respetuosa y adjunté un documento con las fotos que, en principio, la iban a acompañar, y con los pies de foto para que pudieran hacerse una composición de lugar correcta», recuerda Bernad. «Me respondieron que no -continúa-, que la foto era una humillación a la víctima. Yo les dije que, por supuesto, no la iba a incluir pero me extrañaba la negativa porque ellos tienen itinerando por Europa una exposición de 100 fotografías de prensa como las mías, muchas tomadas en los mismos momentos y lugares».

Las radiografías

La fotografía en cuestión fue tomada en el hospital en el que ingresó Blanco, «adonde me desplacé como decenas de fotó- grafos. En el vestíbulo apareció un médico con dos radiografías para explicar el alcance de las heridas, dónde estaba alojado el proyectil. Yo tomé esa imagen como muchos otros».

Finalmente, prescindió de esa y alguna otra imagen, y resultó una selección de 12 fotografías, «que es las que yo defiendo». Para sorpresa del artista, este pasado domingo le llamó un periodista, «y así me enteré de que la Fundación Miguel Angel Blanco había filtrado mi carta, que yo creo que es confidencial, con todas las fotos».

Ya ayer la AVT y Covite exigieron al Guggenheim que retirara la serie ``Basque Chronicles'' de Bernad, que forma parte de la exposición ``Chacun à son goût'', que se inauguraba con motivo del Xº aniversario del museo. Según estas agrupaciones, el trabajo del fotógrafo es «hiriente y humillante para las miles de víctimas del terrorismo de ETA». Le acusan de ofrecer una visión «parcial, sesgada y complaciente con los violentos».

El PP anunció que propondrá al Parlamento de Gasteiz que exija la retirada de las fotografías y la presidenta de la Fundación Miguel Angel Blanco manifestó que «no voy a parar hasta que la exposición salga del Guggenheim». Le preocupa que vaya «a engañar a la gente que vaya al Guggenheim, especial- mente a los extranjeros».

Bernad mantiene que «el material fotográfico tiene muchas capacidades pero no podemos arrogarle ese poder: no son ni tan culpables ni tan inocentes de nada. La lectura que hace cada uno es la que define finalmente una opinión. Yo me enfrento al conflicto vasco con ganas de comprenderlo, de ver qué pasa en las calles. Si hay incidentes, yo hago las fotos; unos verán héroes y otros, villanos». En cuanto a los pies de foto, que también han sido criticados, defiende que son «absolutamente informativos».

El director del Museo, Juan Ignacio Vidarte, respondió a las críticas asegurando que las fotografías cumplen «con la legalidad de respetar la intimidad de las personas», mientras que la comisaria, Rosa Martínez, opinó que las series de Bernad «muestran un enorme respeto por las víctimas, tanto las que se refieren a Turquía, a Caracas como las del País Vasco». Afirmó que la interpretación de las imágenes está en el ojo de quien las mira, que, «a veces, es un ojo ideológico. Las hemos propuesto como imágenes abiertas, pero creo que la lectura interesada que se hace de ellas habla más de la ideología de las personas».

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