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OTXANDIO

Se presentó por segunda vez en esta Sala de la Sociedad Filarmónica de Bilbo la considerada joven violinista Sarah Chang con apresto, ilusión y gran compenetración con la reputada Orquesta de Cámara Inglesa, bajo la batuta de su concertino Stephanie Gonley.

Los conciertos tripartitos de «Las Cuatro Estaciones» famosas del italiano Antonio Vivaldi sirvieron de apoyo logístico para expresar con su violín los sentimientos, que le decían algo al compositor otrora y a la intérprete, ahora traspasando al público oyente matizados con trasparencia, modulaciones ocurrentes y versadas, que el «Prete» requirió y Sarah, con genio unas veces, dulzura otras, y con primor siempre, transmitió al respetable.

Todos entre el público recordaban su precedente actuación en la misma sala y le notaban en esta ocasión madurez interpretativa, que encandiló.

Este rico bocado orquestal vino acompañado del Concierto de Brandenburgo nº3 en sol mayor, BWV 1.048 del gran J.S.Bach en solístico conjunto de violines primeros, violas y cellos ya oponiéndose, respondiéndose y mezclándose entre ellos.

Pero, además, los intérpretes expusieron la juvenil (1892) «Serenata para cuerda en mi bemol mayor, Op. 6» del checo discípulo de A. Dvorak, y luego su yerno, Joseph Suk (1874-1935), pieza portadora de un clima musical romanticista tardío con señuelo checo, que satisfizo al respetable ya animado.

El melódico y rítmico desarrollo nos llegó a trasplantar a la Viena cercana.

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