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«Cuando los militares y fascistas ganaron la guerra, se dedicaron al exterminio»

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Emilio Martínez-Lázaro, director de «las 13 rosas»

Dio sus primeros pasos en el cine junto a Jesús Franco. Tras sus inicios como cortometrajista y su paso por la televisión, debutó con «La palabras de Max». El éxito de «El otro lado de la cama» nos dio a conocer a un director audaz, capaz de llevar a buen puerto una comedia musical.

Basada en el libro de Carlos Fonseca y con un guión de Ignacio Martínez de Pisón, «Las 13 rosas» narra las historias personales de un grupo de jóvenes socialistas a las que fusilaron el 5 de agosto de 1939. Ambientada en la atmósfera terrorífica del franquismo, la película reivindica el idealismo y la valentía de los jóvenes de la época frente a lo grotesco y salvaje del fascismo español.

¿Una película es un modo llamémosle «popular» de dar a conocer los desgraciados sucesos acontecidos durante el alzamiento y la dictadura franquista y, de paso, conducir a los espectadores hacia la curiosidad de querer saber más?

Sí. Una de las cosas que se plantea la gente al ver la película, es: «¡Joder, lo que pasó!». Después, si desean saber lo que sucedió realmente, debieran acercarse a los libros de Historia, donde pueden encontrar una documentación amplia y rigurosa. Esta es una historia de personajes: son personajes manipulados por el actor, el guión y el director. Por mucho que te ciñas a la realidad de la historia siempre se escapan cosas y una película es una realidad inventada. De eso trata el cine, de inventar algo que viva en la pantalla para que el espectador reviva el drama de los personajes. Pero es verdad, esto puede llevar a una curiosidad por saber qué más pasó o por qué mataron a estas trece mujeres y a otros cuarenta más, y te vas enterando de que la represión fue escandalosa, que mataron a miles de personas, encarcelaron gratuitamente a otras tantas... Esta es la historia y está ahí para leerla, aunque no se haya leído, porque incluso en las clases de Historia el temario nunca llega hasta la Guerra Civil, siempre se queda en 1920. No da tiempo, es algo que pasaba en el franquismo y pasa ahora en la democracia.

Ha centrado la película en los personajes, la forma más directa de llegar hasta el plano emocional del espectador...

Claro, porque, ¿cómo se puede abordar este tema? Se puede hacer de muchos modos. Me sugirieron varias ideas y cuantas más me daban, más raras me parecían. Así que decidí que tenía que contar la historia de las trece rosas y de ellas, sólo podía abarcar la historia de cinco chicas. Una de ellas es Mari Carmen Cuesta, que sigue viva y me contó la historia en primera persona. Precisamente a ella Virtudes le deja un legado: «Cuando todo esto haya pasado, alguien tendrá que contarlo». Y la historia es narrada en un libro y en una película, esto es muy bonito. Los personajes eran deliciosos, muy ingenuos, como el asunto de utilizar los lacitos para identificarse por las calles... y claro, las pillaron en dos minutos.

Destaca por encima de (casi) todo la juventud e inocencia de los personajes, su fuerza. Algo que llama la atención teniendo en cuenta lo dramático de los acontecimientos. ¿Eso era lo que quería subrayar?

No sólo su inocencia. La inocencia les venía por su falta de experiencia en estas situaciones tan terribles. A cualquiera le hubiera pasado, y más a esa edad. Ellas no podían esperar que un régimen represor lo fuera tanto y no sólo se quedaron, sino que intentaron reorganizarse. En aquel momento fue un acto suicida. En un régimen como aquel lo lógico hubiese sido marcharse durante tres o cuatro años y luego intentar reorganizarse. Por una parte, eran inocentes, pero también trasladaban arrojo, heroísmo y valentía a raudales. Yo quería mostrar su valentía: no tenían una gran astucia política para sobrevivir en la clandestinidad, pero eran muy valientes.

Precisamente rescata las historias de héroes y heroínas anónimas, personajes históricos valientes, pero desconocidos...

Quizás eso sea lo más bonito de la película. Aquí hay tres chicas que podrían haber pasado desapercibidas, que hubieran permanecido en el anonimato como tantas otras personas, con sus correspondientes historias; que fueron fusiladas y que ni siquiera sus familiares saben dónde están enterradas. En este caso han sido rescatadas.

Precisamente el papel de la mujer católica y de derechas que interpreta Pilar López de Ayala y que también es fusilada es quizá el que más llama la atención...

Cuando estábamos montando la película, el montador me decía, «¡Pero hombre, ¿cómo acabas la película con la católica? ¡Esta no es la representativa!». Pero el público de la calle lo que tiende a decir es que «¡estos hijos de puta, que esta tía ni siquiera era de izquierdas!». Era una baza fenomenal. La carta que escribió una hora y media antes de morir era increíble. Es una obra maestra literaria; es increíble pensar cómo una madre puede escribir una carta de despedida a un hijo momentos antes de morir y hacerlo tan bien, hacer algo tan bonito. El personaje más complejo era sin duda éste. Provenía de una familia francesa millonaria, era músico...

¿Le pareció arriesgado realizar una película que dejara tan de manifiesto la crueldad del franquismo, sobre todo en los tiempos que corren?

No me preocupó. Las ideas las tengo muy claras, he leído muchísimo sobre la Guerra Civil. Lo que más me preocupó en un primer momento fue cuál sería la opinión de sus familiares sobre el tratamiento que hacía en la película: la del hijo de Blanca Brisac, la de Mari Carmen Cuesta. Ellos la han visto y les ha gustado. El hijo de Blanca llegó a decir que, al ver a Pilar López de Ayala, tenía la impresión de estar viendo a su madre. Al terminar la proyección no pudo levantarse durante un buen rato de su asiento.

No deja de repetir públicamente que aún no ha visto una sola película sobre la Guerra Civil española. ¿Por qué lo dice?

Es una frase exagerada, pero hay un punto de verdad en ella. Las películas que tratan sobre la posguerra o la Guerra Civil lo hacen sobre un fondo oscuro, pero son historias que no apuntan directamente a lo más brutal y directo que pasaba. Cuando Franco y todos los militares y fascistas ganaron la guerra se dedicaron al exterminio del enemigo. Estos sistematizaron el exterminio. De las cosas verdaderamente brutales de la guerra no hay muchas películas, quizá un par de ellas. Yo quise contar la historia directamente, con las protagonistas.

¿Le hubiera gustado participar en la carrera hacia los Oscar?

Me hubiese gustado por una razón: porque la película hubiese tenido una mejor salida en los cines. Pero como no ha podido ser, pues está olvidado.

Está muy de moda el cine de terror...

Lo que está de moda es hacer una campaña de publicidad como la de Telecinco, que ha sido magistral y ha arrasado, ha podido con todo. A mí me consta que mi película la han visto más académicos pero, no sé, también creo puede ser que la otra película la hayan votado sin verla... Puede que la hayan votado porque en los telediarios de Telecinco no paraban de darle bombo... Pero me resulta extraño que una película de género haya triunfado así, sobre todo aquí. Pero hay que felicitar a los productores por lo bien que lo han hecho.

¿La próxima qué va ser? ¿Otra comedia?

Pues sí. Estoy escribiendo una comedia de intriga, con personajes muy peculiares, muy picarones. La estoy escribiendo con Daniela Fejerman.

Para terminar, el bilbaíno Asier Etxeandia, que aparece en el papel de Enrique, es todo un descubrimiento. En la película canta, bastante bien, por cierto...

Asier es un triunfador. En los teatros de Madrid, en «Cabaret», ha estado fantástico. Era el protagonista y fue un descubrimiento para todo el mundo. Canta bien, imita estilos, es buen actor y, además, es guapísimo. Ya tenemos galán.

Iratxe FRESNEDA

Los juicios y la ley de memoria histórica

La película se estrena en medio de la polémica sobre la Ley de Memoria Histórica. Precisamente «juicios» como el que padecieron «las 13 rosas» no van a ser anulados. Ante lo absurdo de la situación, Martínez- Lázaro opina que «se debiera haber hecho el esfuerzo para anularlos. No hubiese sido tan complicado. Burocráticamente podría serlo, puestos a buscar pegas, claro está. Pero creo que no las hay». Aún así es optimista. «No soy técnico de Justicia, pero creo que se tenía que haber creado una sección especial para tal fin. Pienso que tarde o temprano se hará. Dentro de unos años hablaremos de ello». Al preguntarle por el posicionamiento tan escandaloso de algunos sectores de la derecha y sobre las declaraciones de Jaime Mayor Oreja diciendo que durante el franquismo se vivió la dictadura con «naturalidad», que era una situación de «extraordinaria placidez», el realizador madrileño contesta serio: «Supongo que él sí que vivió bien. Yo no lo pasé tan mal, pero he sabido mirar a mí alrededor para saber que no todo el mundo vivía bien».

I.F.

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