El derecho a decidir de los pueblos no responde únicamente a situaciones de excepción
Amenudo el derecho a decidir aparece como un último recurso, una respuesta a casos excepcionales. También se suele considerar que es un mecanismo que se aplica únicamente en lugares remotos, lejos de los estados occidentales donde la estabilidad se da por garantizada. Sin embargo, un repaso de los casos en los que el derecho a decidir se ha llevado a la práctica en diferentes partes del mundo confirma que esas percepciones son erróneas o interesadas.
Los casos expuestos en el reportaje con el que que GARA abre hoy los temas del día demuestran que el derecho de autodeterminación, en sus diferentes formulaciones, es un mecanismo democrático básico en muchos estados, incluidos varios países occidentales.
La mayoría de los conflictos políticos que existen en el mundo tienen que ver con la negación de la existencia de diferentes pueblos, comunidades y culturas. El derecho de esos grupos a decidir su futuro sigue siendo el mejor antídoto contra la injusticia. La propia ONU es consciente de ello y siempre que ha sido capaz de escapar a las presiones de los estados ha defendido mecanismos para dar la palabra a esas poblaciones.