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Iñaki Lekuona Periodista

La gran mina de Argelia

La noticia ha pasado casi desapercibida. La actualidad francesa ha sido tan intensa, sobre todo por la bomba informativa del año, qué digo, del siglo -la fatal noticia del doloroso divorcio del presidente de la República-, que apenas si algún diario le ha dejado espacio en sus páginas. Tan sangrante ha sido la separación de la pareja que, al día siguiente de una huelga general, muchos periódicos prefirieron abrir no con las protestas, sino con esta información que ha roto los corazones de todos y cada uno de los ciudadanos de la República, y que alterará sin duda el devenir de Francia y tal vez el de toda la Humanidad.

En estas condiciones de duelo, es fácilmente comprensible que la mirada de la prensa francesa no se haya tornado hacia Argelia, hasta donde ha viajado un alto cargo del Ejército galo con unos documentos bajo el brazo.

En Argelia, en cambio, la visita del jefe del Estado Mayor del Ejército francés, el general Jean Louis Georgelin, ha sido noticia de portada. Los documentos que trajo en el sobaco no eran otra cosa que los planos de las minas colocadas por las fuerzas de ocupación en 1957 en las fronteras con Túnez y Marruecos, desde donde partían los combatientes del Ejército de Liberación Nacional argelino. Unos once millones de minas antipersona fueron sembrados por la madre Francia en la colonia del Magreb, por el bien de Argelia, sin duda, para que creciera la prosperidad en la aridez del desierto.

Esas minas han permanecido desde entonces bajo tierra, enterrando con ellas ovejas, cabras y pastores. El Gobierno argelino ha reclamado esos planos desde que accediera a la independencia en 1962, sin saber que poco le importan a Francia las ovejas, las cabras y los pastores del norte del Sáhara. Y si estos planos que han estado a buen recaudo en las cajas fuertes del Estado Mayor durante 50 años se entregan ahora, algo tiene que haber detrás. O debajo. Algo como yacimientos de gas natural. Para saberlo habría que preguntarle al futuro divorciado que, por cierto, visita en diciembre la gran mina de Argelia. Y para algunos la noticia será si viajará sólo o acompañado.

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