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Belén Martínez Analista social

¿Será lo mismo pasión que posesión?

Será cuestión de trabajar por crear las condiciones para que las mujeres tengan realmente la posibilidad de realizar elecciones que les permitan descubrir o ampliar sus horizontes de libertad en todas las facetas de la vida

El 1 de agosto de 2003 Marie Trintignant fallecía a consecuencia de los golpes recibidos días antes. Entre las violencias ocasionadas, al menos cuatro golpes le habían provocado traumatismo craneoencefálico. El autor de la mortal paliza fue Bertrand Cantat, su compañero sentimental en aquellas fechas.

Tanto Marie como Bertrand poseían cierto carisma y notoriedad. Intérprete conocida, proveniente de una reputada familia de cineastas, Trintignant era admirada por su espíritu libre, que contrastaba con su aparente fragilidad. Cantat lideraba el grupo de rock «Noir Désir» y defendía los postulados del movimiento antiglobalización, colaborando activamente con la causa palestina y contra la Europa liberal.

El cantautor acompañaba a la actriz durante un rodaje en Vilnius (Lituania). Se comenta que, al comunicarle Marie su intención de pasar las vacaciones con el padre de dos de sus hijos, Bertrand entró en cólera. Era la noche del 26 al 27 de julio de 2003.

El 29 de marzo de 2004 Cantat fue condenado por la Justicia lituana a ocho años de cárcel, por «homicidio cometido en un caso de intención indirecta indeterminada» (golpear voluntariamente sin intención de causar la muerte).

El 28 de septiembre de 2004, Bertrand es transferido a la prisión de Muret, para cumplir el resto de la pena privativa de libertad en el Estado francés. El 22 de julio de 2007 solicita acogerse a la libertad condicional. El 15 de octubre, el vicepresidente del Tribunal de Alta Instancia de Toulouse encargado de la aplicación de las penas se pronuncia a favor, motivando su decisión «en los esfuerzos de readaptación social del condenado, así como sus perspectivas de reinserción social y profesional». La medida se hizo efectiva el pasado 16 de octubre.

Esta libertad condicional conlleva la obligación de someterse a tratamiento psicoterapeútico, así como abstenerse de hablar públicamente de lo ocurrido o referirse a ello, ya sea como autor o coautor y en cualquier medio.

La sociedad francesa ha sufrido una fuerte conmoción. Y se ha dividido entre quienes defienden que se ha aplicado la ley y quienes consideran que la pena es insuficiente. También el movimiento feminista se ha visto fracturado: unas recuperan el término «crimen pasional», en un contexto dado y diferenciado de la dinámica de los malos tratos en el seno de la pareja; otras hablan de banalización de la violencia sexista, de leyes androcéntricas, redactadas, interpretadas y aplicadas principalmente por hombres.

La «tolerancia cero» puede adoptar un tono demagógico, enmascarando la debilidad de quien tiene la obligación de dar una respuesta integral a un grave y complejo problema. Será cuestión de trabajar por crear las condiciones para que las mujeres tengan realmente la posibilidad de realizar elecciones que les permitan descubrir o ampliar sus horizontes de libertad en todas las facetas de la vida, absteniéndonos de enfatizar excesivamente en cuestiones como la protección o el castigo.

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