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Se ha llevado a cabo el primer autotrasplante de médula ósea a un menor en Nafarroa

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El Hospital Virgen del Camino de Iruñea ha realizado el primer transplante de médula ósea a un menor en un hospital de la sanidad pública de Nafarroa. La intervención se llevó a cabo hace seis semanas, y el paciente fue un niño de 10 años que pa-dece un sarcoma de Swing, un tipo de tumor cancerígeno que se localiza en el sistema óseo y en las partes blandas del cuerpo. El paciente ya ha sido dado de alta y actualmente se encuentra a la espera de completar su tratamiento oncológico con radioterapia.

No obstante, cabe remarcar que esa técnica ya se aplica desde hace años en otros centros sanitarios del Estado español. Aún así, no deja de ser una intervención histórica para el servicio sanitario público de Nafarroa. El autotrasplante ha sido coordinado por el Dr. Molina y la Dra. Sagaseta, pediatras oncólogos del Servicio de Pediatría del citado hospital, en colaboración con el servicio de Hematología del centro y la Dra. Uriz del Servicio de Hematología del Hospital de Nafarroa.

Compleja operación

La técnica aplicada contra este tipo de sarcomas es muy compleja, ya que al estar localizado el tumor en la columna vertebral es imposible extirparlo quirúrgicamente. Por ello, en este caso, de acuerdo con los protocolos de oncología pediátrica, se aconsejaba reforzar el tratamiento estándar de quimioterapia con un tramiento de quimioterapia intensi- va, que paraliza la función de la médula ósea, la cual es necesaria recuperar infundiendo nuevas células.

El primer paso consiste en extraer al paciente células CD34, que son aquellas que poseen una mayor capacidad progenitora. La extracción se realiza por vía periférica, tomando desde una vena sangre que se dirige a un aparato que selecciona las células CD34 devolviendo el resto de nuevo al torrente sanguíneo.

Una vez obtenida la cantidad necesaria de células progenitoras, se somete al paciente a un tratamiento de quimioterapia intensiva durante seis días, a causa de la cual la función de la médula ósea queda a cero. 24 horas después de concluir el tratamiento se inyectan por vía periférica las células extraídas previamente, que deben injertar en la médula en el plazo de ocho a diez días, recuperando de ese modo la función medular.

Durante el periodo que la función medular esta paralizada, el paciente se encuentra sin defensas, por lo que es necesario mantenerlo en unas condiciones muy rigurosas de asepsia y aislamiento, para evitar la más mínima contaminación que pue- da dar origen a infecciones. En este caso, se ha habilitado una planta especial en el hospital materno-infantil para proteger al paciente de posibles contagios.

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