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El juez y las partes en litigio observaron, in situ, los posibles daños del puente Zubi-Zuri

La vista oral de la demanda que el arquitecto Santiago Calatrava ha interpuesto contra el consistorio bilbaino por posibles daños a su obra tendrá lugar el próximo jueves. Ayer, el juez inspeccionó el puente.

Anartz BILBAO | BILBO

El arquitecto valenciano Santiago Calatrava demandó al Ayuntamiento de Bilbo por la colocación de una pasarela que conecta su puente Zubi-Zuri con el área urbanizada alrededor de las Torres Isozaki por el arquitecto japonés. Según Calatrava, la pasarela atenta contra la integridad de su obra, entendida como creación artística y amparada por la Ley de Propiedad Intelectual.

La demanda interpuesta pretende el derribo de la pasarela que une ambas obras o, en su defecto, una indemnización de tres millones de euros.

El titular del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Bilbo, Edmundo Rodríguez Achútegui instruirá el juicio que se celebrará el próximo jueves, 25 de octubre y que tiene previsto concluir ese mismo día o al siguiente.

Inspección de la pasarela

Tal como acordaron en su día por petición del demandante; ayer, a tres días vista de la celebración del juicio oral, el juez encargado de la instrucción inspeccionó, junto a los representantes de las partes enfrentadas, los posibles daños causados por la controvertida pasarela.

Además de Edmundo Rodríguez, la comitiva judicial estaba formada la procuradora Lorena Elósegui, la abogada Antonia Magdaleno y el arquitecto superior Emiliano González, representantes de Calatrava; y los defensores del consistorio, el concejal Ibon Areso, el abogado Gonzalo Ruíz Aizpuru y el arquitecto Mauro Valdivieso. Por parte de las sociedades constructoras y promotoras Vizcaína de Edificaciones S.A. y Lariam 95 S.L., acudieron los abogados Jon Lavín y José Luis Muñoz y los arquitectos superiores Iñaki Aurrekoetxea y Pablo Mistral.

La pasarela se examinó desde Alameda Mazarredo y la calle Ercilla primero, y desde la plaza de la Convivencia, sobre la pasarela y el punto de unión entre ambas obras. Se examinaron también las rampas de acceso al Paseo de Uribitarte y la perspectiva desde dicho paseo, para cruzar el puente y observar la otra parte de la pasarela y la barandilla de la discordia. La inspección se trasladó después al Campo Volantín para finalizar en el puente del Ayuntamiento.

En cada emplazamiento las partes marcaron al juez sus consideraciones y pretensiones. El arquitecto que representa a Calatrava argumentó que la pasarela perjudica «la integridad de la obra» y que rompe su «simetría» al «destruir o quitar» parte de la barandilla, elemento destacado del puente. Por su parte, el resto de arquitectos, defensores del Ayuntamiento, aseguraron que se ha pretendido no afectar al puente ni realizar «una intervención agresiva» y remarcaron que la conexión era «necesaria» para acceder al barrio del Ensanche.

Calatrava e Isozaki, arquitectos estrella

El ayuntamiento recordó que la pasarela es «una infraestructura y no una escultura» para apuntar que ambos arquitectos, «consideraban que la obra del otro interfería en la suya propia». Las defensas no han podido evitar los reproches mutuos y mientras por parte del consistorio dicen que la rampa diseñada por Calatrava «supera el porcentaje de pendiente permitido» y que «a Calatrava lo que le indignó es que no le encargaran a él ese proyecto»; la defensa de este lamentó que la pasarela de Isozaki creara confusión en cuanto a su autoría, siendo «totalmente contraria al estilo artístico de Calatrava».

A. B.

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