El Ejecutivo de Gasteiz anunció esta semana pasada su intención de aumentar la producción de remolacha, de forma que de las 85 hectáreas actuales se llegue a un total de 120 toneladas en un plazo de cuatro o cinco años. El consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación, Gonzalo Sáenz de Samaniego, fue más allá y anunció que sus previsiones no sólo van en el sentido de mantener la superficie de cultivo actual, sino que prevén un incremento «significativo», e incluso duplicar la misma hasta llegar a las 5.000 hectáreas.

Las declaraciones de Sáenz de Samaniego, realizadas en una comparecencia conjunta con la diputada de Agricultura de la Diputación alavesa, Estefanía Beltrán de Heredia, y el consejero delegado de la Azucarera Ebro, Eugenio Ruíz, han sido recibidas en el sector con escepticismo. «Quieren hacer más rentable el sector y los más inte- resados seríamos nosotros, pero es casi una utopía», señaló Javier Torre, responsable del sector de la remolacha de UAGA, quien preguntó a renglón seguido «¿cómo lo van a hacer?».

Torre advirtió que hay varias cuestiones a las que el Ejecutivo tendrá que hacer frente si quiere aumentar la producción de azúcar, y apuntó que «para empezar no hay regadíos suficientes ni fincas propicias». Además, el representante de UAGA subrayó que «por muchos regadíos que se pongan en marcha, si no hay semillas nuevas va a ser muy difícil y todo esto lleva muchos años, no es algo que se consiga en unos pocos años».

Insistió, asimismo, en que el Gobierno de Lakua tendría que poner en marcha una importante infraestructura, «porque aquí hay mucha agua, pero no hay regadíos suficientes». «Hay más regadíos en Andalucía que aquí», resaltó, para recordar a la Administración que hay obras de regadío que se comprometieron y están actualmente paradas. «Por ahí se podría empezar a hacer algo», según señaló.

Por otra parte, Sáenz de Samaniego precisó que el objetivo del Gobierno de Gasteiz es seguir produciendo azúcar, aunque no descarta estudiar la producción de bioetanol, cuestión que tampoco ve del todo claro el responsable de UAGA. «Hoy por hoy saben que es imposible, más cuando se ha cerrado una planta de bioetanol. Si quieren cultivos alternativos, lo que tiene que haber es regadíos para todos y buenos precios, porque las instalaciones cuestan una millonada y teniendo en cuenta la alta edad de muchos productores, ¿cómo le dices a gente mayor que tiene que gastar 50 millones si no va a cubrir esa inversión?».

Fortalecer el sector

Torre destacó, asimismo, la imposibilidad con la que se encuentran los productores para sacar agua del Ebro o de otros acuíferos cercanos, por lo que pidió «que nos dén una solución».

Por otro lado, la apuesta de Lakua por incentivar la producción de remolacha contrasta con las directrices de la Comisión Europea, que está aplicando medidas para reducir precisamente la producción. A este respecto, desde UAGA valoran positivamente la apuesta del Gobierno de Gasteiz por lo que supone de fortalecer el sector ante esas restricciones. «Quieren un sector fuerte, porque las reducciones no van a ir allí donde la producción es más fuerte y competitiva», explica Torre.

En este sentido, el consejero de Agricultura de Lakua manifestó que, tras la reforma llevada a cabo por la Organización Común del Mercado, ha quedado patente el potencial de la remolacha y destacó que la producción registrada en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa ha aumentado en un 6,3% en el último año, hasta reunirse un total de 300.000 toneladas, mientras que en el Estado español, la reducción de la producción ha alcanzado el 28%.

Por lo que respecta a la importancia del sector remolachero, Sáenz de Samaniego apuntó que este cultivo supone cerca del 10% de la producción agraria de Araba y se da en más de 310 explotaciones, en las que trabajan 450 agricultores.

Liberalización del mercado

En cualquier caso, el sindicato agroganadero tiene claro que la OCM de la remolacha está hecha a medida de los intereses del Estado francés y de Alemania y destacó que este último se ha hecho con las cuotas de Portugal e Italia.

«De aquí a dos años se va a liberalizar el mercado del azúcar y pasará como con el cereal, que muchos países han dejado de producir o han apostado por los biocombustibles, con lo que no se cubrirán las necesidades, habrá mucha demanda y van a subir los precios», avanzó Torre con respecto a un futuro que reconoce bastante incierto.