Que la invitada principal a la conferencia anual del Partido Unionista del Ulster (UUP) haya sido la ministra Margaret Ritchie (SDLP) -famosa por cortar la financiación del proyecto de reinserción de los paramilitares lealistas del UDA- es una clara expresión del presente político norirlandés, pero también de las realidades internas del UUP.

Claramente, SDLP y UUP comparten el destino trágico de aquellos que después de detentar el poder han pasado a un segundo plano.

«No hay rendición»

Ante la evidente hegemonía política y electoral del DUP y del Sinn Féin entre la comunidad unionista y nacionalista, respectivamente, Ritchie quiso retomar el que fuera el discurso del líder del DUP, Ian Paisley, en los tiempos en los que el ahora primer ministro del Gobierno pluripartito de Belfast consideraba que cualquier negociación con Dublín o con el nacionalismo era una traición, y entonó un «no hay rendición». Pero es que poco o nada hay de nuevo en la triste reunión de los unionistas.

Diferencias internas

Las consabidas diferencias entre los más reaccionarios dentro del partido -que suelen coincidir con aquellos que desean una mayor exposición política, como David Burnside o el joven Basil McCrea- con la línea oficial del UUP salieron a relucir antes y durante la reunión celebrada en Belfast.

Los susodichos exigen al líder del UUP, Reg Empey, que el partido abandone el Gobierno norirlandés y conforme una oposición, como alternativa al consenso institucional. Pero Empey no es tan tonto como para optar por el suicidio político. Sin embargo, sus argumentos poco ofrecen de cara a los titulares. Además, que a estas alturas pida la desaparición del IRA es una historia ya del pasado. ¿Nadie le ha dicho que agua pasada no mueve molinos?.