Familiares de fusilados muestran su malestar ante el Arzobispado de Iruñea
Los familiares de los muertos a manos del franquismo mostraron ayer su descontento por el acto de beatificación que estaba teniendo lugar en Roma. El encuentro ante el Arzobispado de Iruñea fue un reconocimiento a aquellas personas que la Iglesia ha vuelto a obviar.
Jasone MITXELTORENA |
Un grupo de familiares de los muertos por el franquismo se concentró ayer ante el Arzobispado de Iruñea, de espaldas al mismo, para mostrar su descontento ante la beatificación parcial que estaba teniendo lugar en Roma. Los familiares rechazaron que «se divida a los muertos en aquella guerra entre los beatos y los demás, los que no lo son», ya que, tal y como señalaron, «entre ellos había buenos miembros de la Iglesia, muchos familiares nuestros».
El encuentro silencioso de ayer se celebró «en recuerdo y homenaje a nuestros familiares muertos». Entre los asistentes, Koldo Martínez declaró que «la Iglesia los esquivó entonces y lo hace ahora», en referencia a la actitud de la institución respecto a ese sector que no comulgaba con el régimen. En nombre de los allí reunidos, Mirentxu Agirre, presidenta de la Asociación de los Familiares de los Fusilados de Nafarroa, hizo entrega de una instancia destinada al arzobispo en la que se manifestaba su descontento.
El encuentro se había convocado a pequeña escala, y explicaron que se trataba de «una reunión espontánea». A pesar de ello, más de cien ciudadanos estuvieron presentes en la concentración, lo que dio lugar a un emotivo encuentro de muchos conocidos que comparten el hecho de ser familiares de aquellos que murieron a manos del franquismo.
«Muertos entre 1934 y 1939»
Tal como indicó Martínez, «hoy es un día especial para declarar que nuestros allegados fueron buenos, a la vez que mostramos nuestro amor hacia ellos. Seguimos lo que nos enseñaron: convivencia, amor y perdón».
La beatificación ayer de 498 «mártires del siglo XX», según la denominación de la Iglesia, es la continuación de la actuación llevada a cabo por el anterior Papa, y se limita a los años 1934 y al periodo de entre 1936 y 1939.
Con el mismo motivo han beatificado a 977 personas y santificado a once. La de ayer fue la ceremonia más multitudinaria. En la actualidad se están tramitando otros 2.000 casos. La Iglesia habló ayer de paz y convivencia, de reconciliación, al tiempo que marginaba a las víctimas del otro lado de aquel conflicto, alargando y alimentando así la división y el sufrimiento derivados del mismo.
La línea de actuación de la Iglesia ha cambiado las formas pero no el contenido desde aquellas fechas que ayer se recordaban con la beatificación. El apoyo a la dictadura franquista ha sido reconocida por la propia Iglesia, y ahora ensalza a sus miembros que representan aquel periodo. La conclusión se extrae a raíz de diversas reacciones que ha habido estos días ante el anuncio del acto de Roma. Josu Jon Imaz quiso recordar ayer «a los 16 sacerdotes y religiosos vascos que no se les beatifica porque su `pecado' ha sido no ser franquistas», y un diario de Nafarroa daba cuenta de las prácticas poco ortodoxas de varios representantes de la Iglesia en el herrialde durante la Guerra de 1936.
Un incidente ocurrido con motivo de la ceremonia de Roma puede servir para ofrecer una idea sobre sus seguidores. Un joven fue detenido por los carabineros durante la protesta de un grupo de ideología anarquista que acudió a una iglesia encomendada al Opus Dei con una pancarta que declaraba «Quien ha asesinado, torturado y explotado no puede ser beato». Según relataron esos jóvenes, «cuando salieron de la iglesia los fieles intentaron agredirnos mientras lanzaban frases que ensalzaban a Franco».
Aunque la Iglesia no se acuerde de ellos, no están olvidados, ni mucho menos. Los familiares mostraron ayer, una vez más, que su recuerdo está presente y también el amor que se les profesa.