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A fútbol se juega en todos los campos

Manex ALTUNA

En el fútbol actual se conjugan intereses que abarcan todos los campos. Empezando por el plano deportivo y pasando por el social, cultural, económico y político. Es innegable que van unidos. Obviar este factor a la hora de realizar cualquier análisis sólo se puede explicar desde la ingenuidad de creer en un mundo perfecto «lleno de flores» o desde el intento de esconder los propios intereses. La repercusión del fútbol trasciende de lo que ocurre en un estadio porque se juegan partidos en todos los campos.

Si un presidente de Osasuna se postula para dirigir la Federación española no es casualidad y repercute de forma directa en el fútbol vasco. Porque si accede al cargo, probablemente, las selecciones masculinas y femeninas de Euskal Herria se encontrarán con más trabas. No sólo hacia la oficialidad sino también para jugar partidos y convocar a jugadores navarros. ¿Acaso nadie se acuerda de lo que sucedió cuando a la Federación de Nafarroa le dio por organizar partidos en Navidades? Ojalá me equivoque.

Especial preocupación merece la forma en la que gobiernan los dirigentes de los clubes y la escasez en cuanto a altura de miras que muestran. Si no les salen las cosas tal y como lo tenían previsto arremeten y culpan a terceros para tapar de ese modo sus carencias y limitaciones. Ellos no se equivocan, es el «pueblo» el que no comprende sus buenas intenciones sin tener en consideración que simplemente no comparten sus planteamientos.

Hay ejemplos para todos los gustos. Izco y su Junta plantearon en su día recibir una contraprestación económica por su labor y cuando los socios no lo aprobaron, optaron por echarse atrás y señalar a los medios de comunicación por no haber sabido trasladar bien su mensaje.

Sin embargo, es más preocupante tildar una decisión de una Asamblea de «incongruencia» e «incoherencia» por no aceptar los presupuestos presentados. Asegurar encima, tras recibir el no, que en la siguiente ocasión se presentarán las mismas cuentas demuestra una actitud en la que falta la autocrítica y se mezclan el mal perder con la soberbia.

Pero justificar la derrota diciendo que se trata de un «ajuste de cuentas» por la campaña electoral, es ya el colmo. Es verdad que en las elecciones la candidatura de García Macua obtuvo el refrendo de los socios, pero tampoco se puede obviar que la diferencia de votos fue mínima.

¿Nadie se ha percatado de que los que no le apoyaron en las urnas son más que los que lo hicieron? Gestionar el club teniendo en consideración esa situación es necesario, buscar consensos al igual que no entrar en guerras personales para dejar en mal lugar a sus antecesores en el cargo. Hace falta tener cintura y gobernar para todos. No de palabra, sino con hechos.

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