Asier VELEZ DE MENDIZABAL

E l Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Lizarra aprobado en el último pleno ordinario de la anterior legislatura no ha sido bien recibido por buena parte los vecinos de la ciudad del Ega. El proyecto contempla la posible construcción de 4.064 nuevas viviendas en los próximos diez años, de las que menos de la mitad serían de protección oficial, y ha sido contestado con 198 alegaciones vecinales. Las nuevas viviendas se construirán en la zona de Merkatondoa y en el barrio de La Merced, y contempla además la creación del denominado Bulevar de Lizarra o la zona de Ibarra. El proyecto urbanístico que puede duplicar la ciudad fue validado por PSN, EA, PNV, IU y el Grupo Mixto, mientras que UPN, CDN y CUE votaron en contra al considerar que ese proyecto en todo caso debería ser aprobado por la siguiente corporación municipal, dadas las fechas.

De hecho, el periodo de alegaciones fue uno de los puntos más discutidos en ese último pleno. Concluía en el mes agosto, pero en el pleno de la nueva corporación celebrado el pasado 2 de octubre NaBai presentó una moción para ampliar en un mes esa fecha, que fue apoyada por los grupos municipales.

El PGOU también ha sido duramente criticado por la izquierda abertzale de Lizarra, que se ha movilizado para denunciar el proyecto y durante estos días está recorriendo barrio a barrio repartiendo información a los ciudadanos acerca del plan. El grupo municipal justifica su actuación asegurando que el proyecto urbanístico «se ha hecho a espaldas de la ciudadanía y tampoco ha contado con participación de ningún partido político», a la vez que ha afirmado que «la intencionalidad política de esta actuación queda demostrada al aprobarse en el último pleno de la pasado legislatura».

El grupo abertzale admite que actualmente el problema de la vivienda es una realidad en Lizarra, dado que es el núcleo urbano con menor número de viviendas de VPO de Nafarroa, y, junto a Iruñea, el municipio que mantiene los precios más altos para comprar una vivienda. Denuncia que en ese proyecto urbanístico acarrearía un aumento de población de 12.000 habitantes, lo que a su juicio no se justifica «porque no existe ningún estudio demográfico». «Nadie está en condiciones de afirmar sin un estudio previo que tal cantidad de pisos responden a la demanda real de vivienda». Por lo que se refiere a los servicios públicos, la izquierda abertzale critica que se contemple duplicar la población sin prever el aumento de dotaciones, y considera que en caso de que se aplicase el plan las dotaciones sanitarias, deportivas, institucionales, educativas y asistenciales resultarían insuficientes.

Además, el plan de ordenación urbanística ha previsto la creación en Lizarra de 885.000 m2 de suelo industrial en el entorno de Merkatondoa. El problema, añaden, estriba en que «el Ayuntamiento ha asignado el 80% del suelo industrial a una misma persona, que tiene previsto construir un supermercado».

Precisamente la idea de convertir en un periodo de 10 años la zona industrial de Merkatondoa en zona residencial ha sido un factor determinante para que medio centenar de empresarios de la zona hayan presentado alegaciones al proyecto. Muchos de ellos se han unido a través de la Asociación de Empresas de la Merindad de Estella, organización que ya ha mantenido varias reuniones con el actual equipo de gobierno.

«La ciudad ha ido decayendo»

El concejal de Nafarroa Bai en Lizarra Ricardo Gómez de Segura, por su parte, responde que el plan estratégico se acordó con un «gran consenso» de los grupos municipales, y apunta que lo que el plan pretende es «el despegue socio-económico» de Lizarra, dado que en los últimos 25 años la ciudad «ha ido decayendo».

En cuanto a la zona industrial de Merkatondoa, el concejal ha aclarado que el proyecto prevé convertir esa zona de 90.000 metros cuadrados en un espacio residencial, mientras que a 140.000 metros cercanos a la autopista que ahora se encuentran sin edificar se les dará uso industrial.

Además. argumenta que el plan de crecimiento urbanístico de Lizarra tiene previsto potenciar el barrio marginal de La Merced, dotándolo de nuevas viviendas.

El debate está servido.