Oxfam destaca el impacto del uso de agrocombustibles «en los más pobres»
Oxfam Internacional denunció ayer que los planes para incrementar el uso de agrocombustibles de la UE pueden aumentar la pobreza de los países productores en desarrollo y reprochó a los Veintisiete que hayan establecido su objetivo sin tener en cuenta el impacto sobre la población. Afirmó que más de 60 millones de personas podrían ser expulsadas de sus tierras para crear grandes plantaciones.
GARA |
La ONG Oxfam pidió ayer que la Comisión Europea revise «a la baja» el objetivo vinculante de usar un 10% de agrocombustibles en el sector de los transportes de aquí a 2020, pactado por los Veintisiete el pasado marzo, con el objetivo de tener en cuenta el impacto del uso de este tipo de carburantes «en las personas más pobres».
El asesor de Oxfam Robert Bailey explicó que si Bruselas busca garantizar que la producción de agrocombustibles sea «sostenible» a nivel mundial debe tener en cuenta aspectos como el desplazamiento de personas y la expropiación de tierras para producir ese carburante, garantizar el respeto por los estándares laborales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para trabajadores del sector y el derecho a la alimentación de las personas pobres, además de tratar de forma justa a los pequeños productores.
Para ello, Bailey subrayó la necesidad de que sea Bruselas quien «regule la demanda mediante la posibilidad de modificar el objetivo del 10% a la baja». Este mecanismo de reducción debería incluirse, según Oxfam, en la norma que prepara el Ejecutivo comunitario para convertir en jurídicamente vinculante el compromiso de marzo. «Los pobres no deben pagar la reducción de emisiones» en la UE, advirtió.
Durante la presentación del informe de Oxfam, recordó que, en la actualidad, los agrocombustibles sólo representan el 1% de los carburantes destinados al transporte en el conjunto de la UE. El objetivo de la Comisión Europea de elevar este porcentaje al 10% hará que los países comunitarios importen los cereales destinados a la producción de agrocombustible «de países en vías de desarrollo».
Impacto humano
Aseguró en que «en la actualidad los biocombustibles no son rentables y no lo van a ser hasta dentro de unos años, incluidos los que se producen en Europa donde no serían rentable si no fuera por los subsidios» que garantiza Bruselas.
Lamentó que en muchos países, especialmente en África, crecen los planes para destinar mayor superficie a la producción de agrocombustibles. «En Mozambique, el 40% de la tierra -equivalente a 33 millones de hectáreas- ha sido identificada como potencialmente favorable para la producción de biocombustibles». En el caso de Tanzania, el porcentaje aumenta hasta la mitad de la superficie total del país.
Destacó que Brasil, el mayor productor de etanol, «planea aumentar la producción de caña de azúcar en un 55% en los próximos seis años para anticipar la demanda en Estados Unidos y la UE». Igualmente, «Malasia e Indonesia tienen planes para aumentar su producción de biocombustibles de forma masiva». Ambos países, recuerda el informe de Oxfam, «representan el 80% de la producción de aceite de palma» y «esperan hacerse con el 20% del mercado de biocombustibles en Europa en 2009».
La generalización en la producción de agrocombustibles, tanto en los países emergentes como en vías de desarrollo, puede tener «consecuencias trágicas» para miles de personas, advierte Oxfam. En este sentido, la ONG recordó que 60 millones de indígenas en todo el mundo pueden ver expropiadas sus tierras para dar paso a plantaciones de agrocombustibles, según estadísticas que maneja el Foro Permanente sobre Asuntos Indígenas de la ONU. Cinco millones de ellos, destacó Bailey, se encuentran sólo en la región indonesia de Kalimantan (oeste del país).
El informe, también denuncia la práctica «de grupos paramilitares colombianos que obligan a los productores, a punta de pistola, a abandonar sus tierras, torturan y asesinan a quienes se oponen, para (en ellas) plantar aceite de palma, frecuentemente para biocombustibles», algo que «ha contribuido a una de las peores crisis de refugiados en el mundo».
Además de la especulación, el informe dado a conocer por Oxfam destaca otros problemas como el hecho de que «los sistemas de irrigación aumentan la escasez de agua»; la contaminación de suelo, agua y aire «por los productos agroquímicos o por las prácticas de combustión»; «el trabajo indecente» al que se ven abocados muchos empleados en plantaciones que «ganan poco más de un dólar por tonelada» de remolacha de azúcar recogida.
La ONG Oxfam alertó ayer sobre el problema de que la producción de cereales para agrocombustibles encarezca los precios de los alimentos de tal manera que tengan «un impacto en las personas más pobres». Según datos de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y de la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE) en la próxima década «el precio de los alimentos aumentará entre un 20% y un 50% en comparación con los últimos años». Oxfam subrayó que ambas organizaciones identifican «a los biocombustibles como uno de los principales causantes» de dicho incremento.
De los 82 países que la FAO incluye en su lista de Países de Bajo Ingreso y de Déficit Alimentario, la mitad, explicó el asesor Robert Bailey, se encuentran en África. «Las personas pobres que emplean el 50% de sus ingresos en alimentos tienen menos capacidad para adaptarse a las reservas», añadió, al tiempo que se ven más afectados por «la volatilidad de los precios de los alimentos» que la producción de agrocombustible puede fomentar. Para hacer frente a los problemas asociados a la producción de este carburante, Oxfam pide a la Unión Europea que «además de aplicar estándares medioambientales, establezca estándares sociales y los aplique a todos los biocombustibles con independencia de dónde sean producidos», a fin de que la reducción de las emisiones de CO2 que emiten los transportes «no sea a expensas» de destruir la forma de vida de los colectivos indígenas y los más pobres.