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Matrimonios por el rito maradoniano: «que los hombres no separen lo que el dios del fútbol unió»

Reza el dicho que, en muchos casos, el fútbol se acerca más a una religión que a un deporte. Si en esa coctelera se incluye la figura de Diego Armando Maradona, la devoción de algunos raya lo inimaginable. De todo tiene que haber en la viña del Señor, que dirían algunos.

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Liliana SAMUEL

El celebrante toma la palabra y exclama: «Que los hombres no separen lo que el dios del fútbol unió». Bendice así el matrimonio de dos parejas mexicanas que se juraron fidelidad el pasado lunes por la noche bajo el retrato de su ídolo, el ex futbolista Diego Maradona, y delante de un balón como testigo.

Esta bendición desencadena inmediatamente una salva de aplausos y de «cánticos», más bien propios de un estadio, entre la muchedumbre de hinchas de estas dos parejas «casadas» en una ceremonia cuasi religiosa celebrada en Buenos Aires por la iglesia maradoniana. Los fanáticos de esta leyenda viva del fútbol, nacido el 30 de octubre de 1960, se reúnen cada año en dicha fecha para celebrar su particular natividad y el principio de aquéllo que llaman el año 47 después de DD (Dios Diego). «Compartimos la pasión por el fútbol y por su Dios Maradona», explica Adrián González, de 25 años, al que este amor incondicional condujo a proponer a su novia Olivia Pozos esta parodia de matrimonio por la iglesia. «En primer lugar me pareció raro. Pero cuando he comprendido este amor por el fútbol, he aceptado. Y soy feliz», asegura una Olivia llegada a la capital argentina para proseguir estudios de Ingeniería.

González, que tenía apenas cuatro años cuando la Argentina de El Pelusa ganó en 1986 el legendario Mundial de México, ha implicado en esta aventura extraña a su amigo Mario Martínez, de también 25 años, que se ha «casado» con Natalia Trujillo, de 22. «El balón y la biblia maradoniana serán los testigos de esta unión», explica el oficiante Julian Chavero, que celebró este «matrimonio» delante de un enorme rosario donde el crucifijo fue sustituido por un balón de fútbol.

Maradona no asistió a la ceremonia, pero saludó a los jóvenes en un corto mensaje enviado por internet y estuvo presente en todo momento en un enorme poster colocado sobre una de las paredes de la sala. Las mujeres vestían de blanco, mientras que ellos con chaqueta negra y el dorsal número 10 a la espalda. Los jóvenes «casados» juraron «amarse y respetarse compartiendo los goles, los vídeos y las imágenes de su Dios», así como dar a sus futuros vástagos Diego como segundo nombre de pila (se trata del noveno de los diez mandamientos de la biblia maradoniana).

A falta de descendencia, Vanessa y Javier, de 27 y 34 años, han bautizado a su perra como Dalma, nombre de la hija mayor de Maradona. Esta pareja vive en Colón (320 kilómetros al norte de Buenos Aires) en una casa enteramente pintada en azul y amarillo -los colores del Boca Juniors-. El Pibe fue jugador de este club y es el más famoso de sus seguidores.

También desde Europa

«Es cierto que hay otros como Platini o Zidane, pero para Maradona es el primero y a continuación los otros», explica Max, un estudiante francés de 25 años, de vacaciones en Argentina. Nacido en Marsella, Max es uno de los 60.000 miembros, originarios de 54 estados, de la iglesia maradoniana, creada en Rosario (310 kilómetros al norte de Buenos Aires) por una cuadrilla de amigos fanáticos del 10 por excelencia.

«No es una secta, es una manera de juntarse y celebrar el fútbol de Diego», explica Ariel, 24 años. ¿Por qué una iglesia? «Nuestra religión es el fútbol y, como en toda religión, es necesario a Dios», responde en su página de internet (www.iglesiamaradoniana.com.ar) los seguidores del que un día apeló a «la mano de Dios» para explicar uno de sus goles milagrosos.

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