Raimundo Fitero
Científica
La serie de Tele 5 que protagoniza José Coronado, «R.I.S. Científica» sigue sin levantar el vuelo en cuanto a la respuesta de las audiencias. Esta serie tiene una cabecera y unos -entre tres y cinco- minutos de cada entrega que son magníficos, trepidantes. Es el diseño de los créditos, el uso de la tecnología y los lenguajes audiovisuales más afectados por la misma y que configuran unos lenguajes que entroncan con los clips, con lo más avanzado y predisponen a recibir algo que después no llega. Porque una vez hecha esta presentación del capítulo, lo que sigue trascurre en otro código estético, en otro lenguaje y es ahí donde pierde todo el fuelle, hasta pueden aparecer síntomas de decepción.
Esta serie es una patente italiana, que a su vez bebe de los CSIs que tanto han dado de sí y que tantos momentos televisivos de gran altura creativa, de guiones, realizaciones o interpretaciones nos deparan cada lunes en la misma cadena. Se trata, pues, de una serie que viene estigmatizada de una manera indeleble y que no logra dar el salto de lo que es el filón inspirativo de procedencia a la independencia, por lo que se nos queda siempre ahí, corta en intenciones, en soluciones, en objetivos y en soluciones.
Tiene una producción muy cuidada, intenta escapar de lo más normal y cutre, pero no han conseguido ni en los guiones, ni en los asuntos o casos que plantean, ni en las resoluciones narrativas ni interpretativas sobresalir de un tono muy trillado, como presidido por un desfallecimiento intencional, es decir como si ya lo hubiésemos visto varias veces, y la parte científica, para entendernos, no adquiere la credibilidad de sus antecedentes, por lo que tampoco por ahí nos puede enganchar. Las secuencias son morosas, el montaje no tiene el dinamismo que invoca la presentación, las historias se desinflan en interés, y la interpretación se queda colgada en un recurso único, por lo que en su conjunto, sin que nada sea absolutamente malo, nada destaca, no hay una parte que tire de la audiencia, que provoque un interés especial, por lo que todo, científicamente, se irá muriendo en el terreno medio, allí donde tantas ilusiones se han convertido en fracasos.