Brad Pitt, un Jesse James que paga el precio de la fama
Largo western contemplativo consagrado en la Mostra de Venecia y el Festival de Toronto, que supone la confirmación del neozelandés Andrew Dominik como cineasta de la introspección psicológica por encima de los planteamientos de género o de acción. Un inquietante y ambiguo Casey Affleck le da la réplica a Brad Pitt, quien, como productor de la película, se ha llevado unos honores interpretativos con la Copa Volpi, que deberían haber sido compartidos.Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
La consagración crítica de «El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford» llegaba en la reciente Mostra de Venecia, disipando las dudas que había sembrado su propia compañía de distribución. La Warner no creía en este largo western contemplativo, por considerarlo anticomercial y contrario a sus intereses de marca, después de unos pases de prueba en los que se decidió limar el montaje inicial, con la colaboración profesional de los hermanos Scott. El neozelandés Andrew Dominik, asistente de Terrence Malick en «El nuevo mundo», es un continuador del indiscutible maestro del cine contemplativo, por lo que su versión inicial duraba cuatro horas. Habrá que esperar a alguna edición especial en DVD para poder ver ese montaje íntegro del director, pero, mientras tanto, no queda más remedio que conformarse con las dos horas y cuarenta minutos para las salas de cine, duración que también se le puede atragantar a los espectadores que no disfruten con este tipo de narrativa relajada e introspectiva.
En el Festival de Toronto los elogios críticos volvieron a imponerse, coincidiendo en señalar puntos de contacto con la obra maestra de Arthur Penn «Bonnie & Clyde», que no es precisamente un western. Dominik no ha querido ser fiel al género, ni tan siquiera en su vertiente crepuscular o en la de recuperación a manos de Clint Eastwood, porque no le interesa el trasfondo histórico en sí. Su película nada tiene que ver con la visión que del mítico Jesse James dieron los artesanos Henry King, Fritz Lang, Nicholas Ray, Samuel Fuller, Gordon Douglas, Budd Boetticher o Walter Hill. Se aleja de toda esa cantidad de ilustres referentes cinematográficos al salirse de forma deliberada del contexto genérico, para optar, a cambio, por un retrato psicológico en profundidad. Al igual que Arthur Penn en «Bonnie & Clyde», habla sobre el alto precio de la fama, lo caro que se paga el ser un delincuente puesto en boca de todos, envidiado y finalmente traicionado.
La apuesta de Dominik por hacer una película de personajes, antes que un western convencional, era arriesgada desde el principio, aunque por la parte interpretativa siempre iba a ser respaldada por Brad Pitt, en su doble condición de productor y actor principal. La inmediata recompensa obtenida por la estrella ha sido la Copa Volpi en Venecia, muy cuestionada pero que queda reflejada en el palmarés para la posteridad. El premio es a todas luces injusto, porque la actuación de Pitt se basa en la absorbente réplica de Casey Affleck, por lo que de premiarle tenía que haber sido ex aequo con su compañero de reparto. Basta ver el tráiler para comprenderlo, ya que la caracterización de Robert Ford es turbadora e inquietante, aunque el desenlace sea conocido y se anuncie hasta en el título.
«El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford» recoge la última etapa del forajido, a raíz de la salida de su hermano Frank James de la banda, (papel interpretado por un episódico Sam Shepard), tras participar en un último golpe. El propio Jesse empezará a plantearse la retirada, al contar con un grupo de pistoleros poco fiables y difíciles de comandar. Su transformación en un hombre hogareño y de paz se complica por el acoso al que se ve sometido, sin que pueda confiar en sus nuevos colegas de fechorías. Alguien próximo ha revelado el nombre falso bajo el cual oculta su verdadera identidad y siente que sus días están contados, en una mezcla de paranoia justificada e instinto premonitorio.
Dentro de esa situación límite Jesse James trata de encontrar refugio, pero lo hace en la compañía menos adecuada, la del traidor Robert Ford. Este individuo inestable inicialmente es su mayor admirador, uno de esos fans desequilibrados que terminan matando a sus ídolos por la espalda. Robert Ford siente por Jesse James una atracción incluso física que, ante la imposibilidad de una relación homosexual, provocará su completa frustración. Por su parte, el famoso pistolero se siente adulado y se deja querer, alimentando un monstruo que, finalmente, escapará a su control. No cabe duda de que pecó de divismo y su egolatría acabó por volverse contra él.
Se podría pensar que Andrew Dominik ha abusado de la voz en off, cada vez que los personajes hablan consigo mismos. Es un recurso imprescindible para reflejar el narcisismo omnipresente y el debate interno con los propios miedos, puesto que la película no trata de las relaciones entre estos individuos de finales del siglo XIX, sino de la autorreflexión a la que les condujo vivir en una etapa terminal, aquí desmitificada por lo que de equiparable tiene en última instancia con la realidad contemporánea. El torturado mundo interior de los protagonistas encuentra la armonía externa en los grandes espacios abiertos del viejo Oeste, fotografiados nostálgica y poéticamente por el pictórico Roger Deakins.
La banda sonora es otro punto fuerte de este grandioso espectáculo intimista, con las canciones agónicas del oscuro cantante australiano Nick Cave. Éste estrenó su buena sintonía con la balada del western más fatalista en «La propuesta», original aportación desde las Antípodas al género, que él mismo escribió para nuestro disfrute en DVD. De lo más profundo del cine australiano también surgió Andrew Dominik, con aquella tremenda ópera prima que era «Chopper», un violento y atípico drama carcelario que reveló al actor Eric Bana. Dominik ha tardado por tanto siete años en hacer su segundo largometraje, aunque películas como ésta son de las de lenta maduración y no se resuelven de la noche a la mañana.
Si el proceso de elaboración de una obra tan meditada lleva su tiempo, otro tanto cabría exigirle al espectador, demasiado acostumbrado al consumo de productos perecederos. La impaciencia del público pone a menudo en peligro los proyectos más ambiciosos de cineastas de largo recorrido como Michael Cimino o el mismo Terrence Malick. A todos aquellos que acudan a contemplar «El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford» se les pide paciencia, que se dejen llevar por el calmado desarrollo de este raro western sin acción porque, de lo contrario, no podrán disfrutar de su intenso tramo final, donde alcanza su auténtico sentido y definición de creación trascendental. Debido a ello, tal vez cueste reconocer de inmediato su importancia, habiendo de esperar a que una posterior revisión la encumbre definitivamente.
Andrew Dominik Zeelanda Berriko zuzendariak Jesse James pertsonaia ospetsua aukeratu du bere azken lanaren protagonista nagusitarako. Ez da Ameriketako Estatu Batutetako (AEB) pertsonaia ospetsu honen inguruko lehenengo pelikula, izan ere, 1965 urtean Antonio del Olmo Estatu espainoleko zuzendariak, «El hijo de Jesse James» filma gidatu baitzuen, Jamesen semearen ikuspuntutik egindako lana, alegia.
Oraingo honetan, Andrew Dominikek beste ikuspuntua aukeratu du eta bertan, beste pertsonaien artean, Jesse Jamesen laguna izandakoa, Robert Ford, azaltzen da. Askorentzako pertsonaia ezezaguna suerta liteke Jesse James, baina 1847. urtean Missourin jaiotako gizon honek AEBetan ospe handia lortu zuen bere lapurretak zirela medio. Jamesek AEBetako gerran parte hartu ondoren bere anaiekin batera James Band delakoa sortu zuen. Talde honek banketxe eta trenak lapurtzen trebezia handia lortu zuen eta azkenik, 1882. urtean, bere taldekideak izandakoek, Robert eta Charlie Ford anaiek, saldukeriaz hil zuten Jesse James.
I. A
Segundo largometraje del director neozelandés después de que hace siete años estrenara su ópera prima, «Chopper», cuyo protagonista fue Eric Bana. Esta vez el protagonismo se lo lleva el estelar Brad Pitt.
T.O.: «The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford».
Dirección y guión: Andrew Dominik.
Intérpretes: Brad Pitt, Casey Affleck, Sam Shepard, Mary-Louise Parker y Paul Schneider.
País: EEUU, 2007.
Duración: 160 minutos.
Género: Western.