Richard Gere, coincidiendo con la más que oportuna concesión del Premio Donostia, parece atravesar por el mejor momento de su carrera. Tras sorprender con una caracterización irreconocible en «La gran estafa», imitación incluida del excéntrico millonario Howard Hughes, cambia nuevamente de orientación en «El caso Wells», donde hace un papel negativo que nada tiene que ver con sus tiempos de galán oficial de Hollywood. Personifica, bajo un aspecto deliberadamente descuidado y hasta avejentado, a un policía bastante psicótico al borde de la jubilación. El delicado estado de salud mental de este investigador se debe a su especialización en casos de crímenes sexuales, lo que le ha llevado a obsesionarse con los maníacos a los que persigue, junto con la amargura que provoca el comprobar que éstos no se rehabilitan ni se arrepienten de sus actos. En tan crítica etapa de su trayectoria profesional deberá instruir a una nueva detective, encarnada por la actriz Claire Danes, habiendo de vencer los prejuicios sexistas que ha acumulado. La dirección corre a cargo de Andrew Lau, cineasta de Hong Kong revelado en el mercado occidental gracias al éxito de «Infernal Affaires», película en la que se basó Scorsese para «Infiltrados». Aún así, los productores acabaron sustituyéndolo.