Fallece Norman Mailer, uno de los grandes de la literatura del siglo XX
Norman Mailer, considerado uno de los principales renovadores de la literatura y el periodismo estadounidenses del siglo XX, falleció ayer a los 84 años de edad en un hospital de Nueva York, según dio a conocer su albacea literario y biógrafo Michael Lennon. Mailer escribió hasta el final y prueba de ello es que este mismo año ha aparecido su última novela, «El castillo en el bosque», cuya versión en lengua española llegará precisamente estos días a las librerías.
GARA | NUEVA YORK
Un fallo renal ha sido la causa directa de la muerte de Mailer, cuya salud era ya muy delicada después de haberse sometido recientemente a una operación.
El escritor siempre destacó por su perspicacia, pasión y originalidad. Algunas de sus obras fueron muy elogiadas y otras muy denostadas, pero todas formaron parte de esa «gran novela americana» que fue su búsqueda vital desde que, a los 25 años, con «The Naked and The Dead» («Los desnudos y los muertos»), alcanzó la cumbre.
Mailer construyó y cultivó una imagen de polemista agudo que no ha abandonado hasta el final. De hecho, en los últimos años se ha mostrado especialmente activo contra la política de Bush. «Le gustaba la bronca en todos los sentidos», recordó ayer el editor Jorge Herralde. Bebía, luchaba, fumaba marihuana, fue detenido por su oposición a la guerra de Vietnam, se casó seis veces y tuvo nueve hijos. Inició una carrera quijotesca para convertirse en alcalde de Nueva York y constituir la ciudad en el estado número 51 de la Unión. Fue el productor y director de cinco películas que pasaron sin pena ni gloria. Practicó el periodismo más combativo, voló en ultraligeros y retó a boxeadores profesionales. Acuchilló durante una fiesta, estando ebrio, a su segunda esposa, Adele Morales, y lideró una cruzada contra la liberación de la mujer.
Pero, tal como dijo el crítico de «Newsweek» Raymond Sokolov, «al final son sus escritos los que cuentan: Mailer poseía un soberbio estilo natural que no se quiebra bajo la presión a la que lo somete, un talento para la narrativa y los personajes con venas y sistemas nerviosos reales, una gran capacidad y ansia por la experiencia, un sentido de la urgencia por experimentar con las ideas y los personajes en una difícil era de crisol».
Norman Kingsley Mailer nació el 31 de enero de 1923 en Long Branch, Nueva Jersey, en el seno de una familia judía. Su padre, Isaac, un contable de origen surafricano, y su madre, Fanny, gerente de una agencia de administración, pronto se trasla- daron al barrio neoyorquino de Brooklyn, un vecindario que Mailer describiría posteriormente como «el entorno judío más seguro de EEUU».
Estudió en colegios públicos y, en 1943, comenzó Ingeniería Aeronáutica en Harvard. Fue entonces cuando decidió dedicarse a la literatura, poco antes de que fuera llamado a filas y enviado a Filipinas durante la II Guerra Mundial. Esta experiencia está en el origen de su primera novela, «Los desnudos y los muertos», publicada en 1948, cuando estudiaba un postgraduado en la Universidad de La Sorbona. La novela obtuvo un gran éxito, por lo que, cuando regresó a Estados Unidos, fue ungido como un nuevo Hemingway, Dos Passos o Melville.
Pionero del movimiento «beat»
De vuelta «a casa», Mailer se sumergió en la contracultura de la década de 1950, vinculándose así con el origen de los movimientos sociales y prehippies de la generación beat. Fue uno de los fundadores de «The Village Voice», semanario en el que publicó artículos anti-sistema.
En 1951, publicó «La costa de Berbería» y, en 1955, «El parque de los ciervos». Ambas obras fueron acogidas con frialdad por crítica y público.
En aquella época empezó a cubrir como reportero las campañas presidenciales. Se jactaba de que un artículo suyo titulado «Superman llega al supermercado» fue fundamental para que el luego presidente John F. Kennedy lograra derrotar a su rival, el republicano Richard Nixon en la carrera por la Casa Blanca.
«An American Dream» («Un sueño americano», 1965), protagonizada por un personaje semiautobiográfico sumido en un mundo de sexo y violencia, fue calificada por «Life» como «el gran regreso de Mailer».
Después, el escritor narró como periodista acontecimientos como la gran manifestación antibelicista de Washington, los combates de boxeo entre Mohamed Alí y Floyd Patterson o la llegada del hombre a la Luna. Su relato de la marcha al Pentágono, «Los ejércitos de la noche», fue merecedor del premio Pulitzer. Entonces fue considerada como la única persona de más de 40 años en la que creían los jóvenes de la nueva generación.
Dos premios Pulitzer
En «Advertencias a mí mismo» (1959), Mailer intentó lograr su mejor obra, pero él mismo reconoció más tarde que no lo era. También fueron notables «Caníbales y cristianos» (1966), «¿Por qué estamos en Vietnam?» (1967) o «Miami y el asedio de Chicago» (1968).
«El canto del verdugo» (1979), relato de la vida y muerte en el cadalso de un preso llamado Gary Gilmore, a quien nunca conoció, le hizo merecedor de su segundo premio Pulitzer. En 1980, apoyó al condenado Jack Abbott en su petición de libertad condicional, que finalmente le fue concedida. Sin embargo, Abott fue acusado de cometer un crimen poco después, por lo que el escritor también fue duramente criticado.
En 1983, publicó «Noches de la Antigüedad», una novela sobre el antiguo Egipto que tardó once años en completar y que fue muy criticada, y, en 1984, «Los tipos duros no bailan», llevada al cine en 1987.
Su bibliografía incluye también notables biografías sobre Marilyn Monroe, Pablo Picasso y Lee Harvey Oswald.
Entre sus últimos trabajos destacan «El fantasma de Harlot» (1991) o «El evangelio según el Hijo» (1997).
A pesar de haber sido sometido recientemente a una delicada operación y de que su artritis le obligaba a usar muletas, Mailer ha mantenido su entusiasmo por la escritura hasta el final y, de hecho, este mismo año ha publicado «The Castle in the Forest», novela en la que un siervo de Satán narra la vida del joven Adolf Hitler. Su versión en castellano, «El castillo en el bosque» (Anagrama), estará en las librerías en los próximos días. El editor Jorge Herralde calificó a Mailer como «un titán de la literatura norteamericana», al que no le alcanzó el Nobel porque «seguramente tenía un perfil excesivo».
GARA