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crónica | exposición en Londres

El movimiento Pop Art desarticuló para siempre las convenciones del retrato

 

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Laia JARDÍ

Quién no ha visto a la famosa Marilyn de Warhol colgada en una sala de estar o no conoce la serie de primeros planos de Elvis? Cinco décadas después del nacimiento del Pop Art, una exposición en Londres demuestra cómo ese movimiento desarticuló para siempre las convenciones del retrato.

«Pop Art Portraits» es el título de una muestra que, hasta el próximo 20 de enero, rinde homenaje a los más destacados representantes de ese movimiento artístico a ambos lados del Atlántico. Cincuenta y dos obras de artistas de la talla de Andy Warhol, Robert Rauschenberg, Jasper Johns, Roy Lichtenstein o Richard Hamilton mostrarán en la National Portrait Gallery (Galería Nacional del Retrato) cómo las revistas ilustradas, los carteles publicitarios, el cine o los cómics sirvieron para crear retratos.

Concebida como un diálogo visual entre 28 artistas británicos y estadounidenses, el museo presenta la primera exposición dedicada por completo a retratos influidos por la estética pop, en la que las obras de arte, al igual que los objetos, dejan de ser únicos para ser concebidos como productos en serie.

Dividida en once secciones, la muestra rinde un homenaje especial a Marilyn Monroe, uno de los iconos más importantes del siglo XX, con una capilla que acoge algunos de los retratos inspirados en la actriz que se mostraron por primera vez en 1967, en la galería Sydney Janis de Nueva York.

«Después de su muerte, en 1962, también los artistas jugaron a especular sobre por qué una mujer que lo tenía todo decidió poner fin a su vida. Obras como la famosa `Marilyn' de Warhol plantean la naturaleza de la fama, quién hay detrás de la máscara pública», manifestó el comisario de la exposición, Paul Moorhouse.

Destaca también «Just what is it that makes today's homes so different, so appealing», del británico Hamilton, considerada la primera obra Arte Pop y en la que una chica de revista, un aparato de televisión, una moderna aspiradora o un chupa-chup gigante le sirven al artista para retratar a un ciudadano estadounidense medio.

Con su irónico collage, Hamilton sorprendió al público que, en 1956, lo vio en exclusiva en la Whitechapel Gallery de Londres.

Junto a ella figuran también los «collages» que Eduardo Paolozzi realizó a principios de los cincuenta del pasado siglo, un icono del estadounidense Lichtenstein titulado «In the car» o una sala dedicada a las chicas pin-up.

También puede verse un retrato de Derek Boshier, en el que éste optó por dibujar los pensamientos que un hombre tiene en su cabeza en lugar de pintar su rostro.

Otra obra clave de la exposición es «Trofeo V», de Rauschenberg, el retrato del pintor y amigo del artista Jasper Johns a partir de metáforas relacionadas con él, como una imagen de los EEUU con una marca en el estado de Carolina del Sur, donde nació Johns.

«Sobre, y para la gente»

En su gran exposición de otoño, la Portrait National Gallery expone también dos de los famosos autorretratos de Warhol, en los que juega a esconder sus emociones para presentar una figura ambivalente. «Todo el optimismo de inicios de los sesenta desapareció al final de la década. `La inocencia' (título de la penúltima sección de la muestra) dio paso a la `experiencia' (nombre de la última sala) y el Arte Pop fue un reflejo de ello», afirmó Moorhouse. Según el comisario, se trata de una muestra «sobre la gente y para la gente», de cómo interactuaron y respondieron a la nueva sociedad del consumo, que los mismos artistas pop tanto celebraron, o criticaron.

 

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