No sólo se reencontró con el triunfo
Tres semanas después, el Eibar se reencontró con la victoria. Lo hizo en un partido con dos partes: una primera hora en la que los azulgranas recuperaron sus señas de identidad y treinta minutos finales en los que el Córdoba condenó a su anfitrión a la agonía.
EIBAR 2 CÓRDOBA 1
Se dice que cuanto más se sufre en el camino hacia un objetivo, más se disfruta en la meta. Si es así, Javier Mandiola y sus jugadores deben andar todavía celebrando su reencuentro con la victoria, porque la agonía que se vivió ayer en Ipurua durante prácticamente media hora fue de campeonato.
Incomprensible, por otra parte, para cualquiera que hubiese abandonado el estadio en el descanso porque los eibarreses estuvieron a punto de echar por la borda un partido que durante una hora fue completamente suyo. Sin ningún pero. Balón, ritmo, juego, ocasiones, goles... Todo tuvo color azulgrana hasta que Cuéllar y Asen coprotagonizaron la jugada tonta del partido, dando vida a un Córdoba que todavía estará preguntándose cómo salió de Eibar sin poder sumar un solo punto.
Pero el sufrimiento mereció la pena porque se tradujo en tres puntos que le vienen de miedo al cuadro armero, asentado de nuevo en aguas tranquilas y con el alivio de haber acabado su mala racha. Pero el Eibar no sólo se reencontró con el triunfo. De hecho, fue probablemente más importante el reencuentro con el propio Eibar, el que se olvidó de viajar a Gasteiz la semana pasada. Tal y como reclamaba Javier Mandiola la víspera, ayer no se notaron ni las bajas, ni los cambios -los cinco previstos-, en un equipo que recuperó sus señas de identidad. Garra, intensidad, trabajo y también, como reivindican los propios jugadores en más de una ocasión, detalles de muy buen juego. El resultado, a fin de cuentas, no fue sino consecuencia de todo ello.
El regreso del Eibar al que también le estaba yendo en las primeras jornadas se notó desde el pitido inicial. En un primer tiempo en el que el Córdoba sólo fue capaz de tirar a puerta una vez, con una falta desde fuera del área, los guipuzcoanos acumularon argumentos para ponerse por delante en el marcador. Defensas y pivotes se encargaban de la seguridad, mientras Codina, un recuperado Del Olmo y Natxo Insa, esta vez sí en la media punta, escoltando a Goiria, protagonizaban un constante goteo de llegadas.
Un remate que se fue junto al palo y un córner repelido por el poste fueron el preludio del primer gol. Curiosamente, en la jugada menos clara, teniendo en cuenta que el penalti de Pierini sobre Codina, transformado por Goiria, no fue tal.
La reacción visitante se limitó a una jugada de Javi Moreno, al que le sobraron tres regates. Más claras fueron las oportunidades de Txiki, Insa o Del Olmo, aunque el resultado final fuera el mismo.
La sentencia que no fue
No cambiaron las tornas en el segundo tiempo, con un Eibar volcado en busca del segundo, que acabó llegando a los diez minutos, al aprovechar Goiria un buen pase de Del Olmo.
Parecía la sentencia, pero ya se sabe que las apariencias engañan. Sólo tres minutos después, el choque cambiaba por completo. La culpa la tuvo una frivolidad de Iván Cuéllar, al dejar pasar un balón que Asen -su acierto, evidentemente, también tuvo algo que ver- remataba desde la línea divisoria.
Al Eibar le entraron los nervios, Paco Jémez metió más madera y tocó sufrir. Y cómo. Porque mientras el Córdoba empezaba a demostrar por qué es sexto -y sólo había perdido un partido hasta ayer-, su anfitrión empezaba a recordar su última experiencia en Ipurua, cuando el Salamanca le birló el triunfo en el descuento.
Muchos nervios
El resultado fue un incesante bombeo de balones, por arriba, por abajo, por el centro y por las bandas, al área azulgrana, donde una defensa nerviosa y un portero más nervioso aún -no fue, desde luego, el regreso soñado por Iván Cuéllar- no eran capaces de despejarlos en menos de tres intentos. Incluso Arteaga estuvo a punto de emular a su compañero con otro remate lejano que Raúl García despejó bajo palos, provocando el enésimo ufff de la grada.
Pero la fortuna que se ha echado de menos en otras ocasiones sí acompañó esta vez al Eibar. Llegó el minuto 94 y equipo y afición pudo levantar los brazos para celebrar, tres semanas después, la victoria.
Los dos goles que marcó ayer Asier Goiria colocan a cuatro jugadores en cabeza del particular ranking de goleadores azulgranas. El ariete vizcaino acumula, con los de ayer, tres, cifra que comparte con Joseba Del Olmo, Albert Yagüe y Jon Altuna. Claro que el ibartarra también marcó uno en Copa.
A Manix no le dolieron prendas a la hora de hablar de la jugada que pudo decidir el partido. «Tontería, no error», puntualizó el técnico en más de una ocasión, en referencia a la acción de Iván Cuéllar que se tradujo en el gol del Córdoba.
Pero pese al cabreo que no consiguió esconder, el técnico azulgrana prefirió, como de costumbre, subrayar la lectura positiva del encuentro, que en este caso fue triple. «El Eibar tiene que ganar trece o catorce partidos y empatar unos cuantos más hasta llegar a los cincuenta, con lo que cada partido que ganamos es un paso importantísimo. Así que para empezar, me quedaría con los tres puntos, que suponen un paso importantísimo -insistió-. A eso hay que añadirle que cuando ganas, sube tu autoestima, sobre todo porque demuestras que eres capaz de hacer cosas como las que se han visto hoy durante buena parte del partido. Y la tercera parte, que podemos aprender de los errores que hemos cometido hoy».
Errores que comenzaban con el 2-1 del Córdoba. «Que el equipo y el público lo hayan tenido que pasar así después del partido que estábamos haciendo por una estupidez. Porque no ha sido un error, ha sido una tontería. Y lo que hemos tenido que pasar, me parece muy fuerte», lamentó. La jugada diferenció los «dos partidos» que se vieron ayer en Ipurua. El primero, «completísimo, aunque nos falte la pegada de gol que tienen otros equipos, pero hemos sido dueños del partido, estábamos más puestos, todo lo que no tuvimos en Mendizorrotza. Me quedo con esa fase del partido, que creo que ha sido buenísima».
Llegó después la última media hora, en la que los nervios pasaron mucha factura al Eibar. «Si no hubiera sido por esa tontería podíamos haber metido más goles porque el partido se había roto y habríamos tenido oportunidades, la gente de arriba estaba con chispa... Pero ellos se han visto con el 2-1 y ha cambiado. Nosotros hemos dado un pasó atrás y ellos uno adelante, luego nosotros dos atrás y ellos dos adelante, y no hemos dado más porque si no nos salíamos del campo», ironizó. Una circunstancia que Manix comprendió pero que también lamentó. «No podemos bajar la guardia. Podíamos haber tenido margen si no se pone 2-1 y seguimos haciendo las cosas que estábamos haciendo. Pero ha hecho falta muy poquito para que perdiésemos el norte y crearnos dudas. Es como en pelota, parece que uno lo tiene ganado, pero hace una tontería y cambia de color. Afortunadamente, al final hemos podido ganar y nos quedaremos con eso», concluyó el técnico.
A.U.L.
El Eibar se unió ayer a la campaña por la normalización del uso del euskara, con la presencia del «virus Ukan» en Ipurua. Hay que recordar que el club armero es el primer equipo que puso en marcha, hace dos años, un plan para la normalización del euskara.
La afición del Eibar se ha situado en el 20º puesto -de los 42 equipos de Primera y Segunda- de la campaña contra el hambre que impulsan FAO y LFP. Un dato significativo, teniendo en cuenta que Eibar es la localidad más pequeña con equipo en las categorías profesionales.
La plantilla plantilla azulgrana disfrutará hoy de jornada de descanso para retomar mañana los entrenamientos. En principio -aunque aún no se ha confirmado el horario de su visita a Castellón- volverá a descansar el martes, para preparar después su próximo compromiso.