La categoría de la afición se confirma hoy una vez más
Joseba ITURRIA
Durante más de 24 horas se ha podido leer en la web de un diario guipuzcoano de gran difusión una retahíla de insultos simplemente porque este periodista informó de la situación económica en lo referido a la deuda actual de la Real y al presupuesto para esta temporada, elementos que se esgrimen para justificar la entrega del dominio de la sociedad a una empresa que puede comprar acciones a bajo coste para sacar beneficios con su venta. Insultos que, curiosamente, pasaron el filtro de un medio que se reserva el derecho, debería ser una obligación, de suprimir aquellos contenidos ofensivos y que sistemáticamente elimina todos los mensajes que contienen insultos. Es el caldo de cultivo en el que no se admite que nadie discuta un cambio, no ya de dirección, sino del modelo social del club. Cuando debía haberse producido la sustitución a finales de la temporada pasada tras dos años en los que el Consejo hizo lo contrario que predicaba con resultados muy negativos, se utilizó la manguera ante la llamada a Toshack para apagar cualquier fuego que impidiera nacer este proyecto y, ahora que se ha puesto en marcha y la dirección hace lo que predica y lo que debe, vuelve a utilizarse el lanzallamas cuando todo son incógnitas. Porque no está claro ni que nadie vaya a entrar ni que llegaría un accionista mayoritario dispuesto a firmar un contrato que le comprometa a poner diez millones de euros anuales los próximos veinte años -menos de lo que ponen de su bolsillo otros accionistas mayoritarios en Primera sin buscar beneficios- desde la convicción de que va a recuperarlos vendiendo camisetas en aeropuertos chinos. Lo único claro es que hay un grupo que puede comprar por 3,6 millones un 35% que le garantiza el dominio absoluto en todas las decisiones de la entidad. Uno entiende que el aficionado se ilusione cuando le plantean la ecuación «cambio=dinero=fichajes internacionales de primer nivel y renovación de los mejores canteranos=ascenso=presencia de la Real a alto nivel». Y como se trasmite que un futuro mejor sólo empieza por un cambio, se comprende que 5.211 abonados hayan devuelto su cargo como forma de protestar y de presión. Pero lo importante es que hay 15.755 que han entendido que hoy deben estar apoyando económica y anímicamente no a un Consejo, sino a la Real, a su equipo. Hace tres años, en un escenario similar, en un medio día del club se vivió un gran ambiente que permitió empezar una serie positiva que llevó a lograr el objetivo. En 20 días la afición va a tener tres posibilidades de confirmar su madurez. Porque, por suerte y por ahora, el futuro de la entidad está en manos de una sociedad guipuzcoana ejemplar que hoy y ante el Málaga sabe que lo único importante es ganar y que el día 30 decidirá si va a volver a decidir.