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Bangladesh, naturaleza y vulnerabilidad

Un huracán ha sembrado la destrucción a su paso por Balgladesh. Con vientos de 240 kilómetros por hora, el Sidr ha obligado a evacuar a más de tres millones de personas, mientras que las cifras de fallecidos, heridos y desaparecidos se cuentan por millares. El difícil acceso a la zona devastada complica el recuento de víctimas -un millar según balances provisionales- y la cuantificación de los daños, pero también la asistencia a los damnificados. El huracán alcanzó una fuerza similar al que en 1991 dejó más de 150.000 muertos, aunque la mejora en infraestructuras y en operativos de asistencia en el país asiático aminorarían los efectos de esta nueva embestida de la naturaleza. Efectivamente, existen desastres naturales y existen también catástrofes en las que interviene el hombre. En todo caso, lo que ya no depende sólo de la naturaleza son las consecuencias de fenómenos como huracanes, terremotos, tsunamis... En este sentido, existen regiones del planeta en las que a una naturaleza que se expresa de forma especialmente dura se suma un alto grado de vulnerabilidad en materia de desarrollo humano. De los 140 millones de habitantes con que cuenta uno de los países más empobrecidos de Asia, 60 viven a menos de 10 metros del mar. Muchos de los damnificados del Sidr tenían sus casas directamente sobre bancos de arena.

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