A raíz de unas declaraciones realizadas por un delegado de trabajadores de la cantera de Sasiola (Deba) queremos manifestar lo siguiente: Como sindicalistas con un mínimo de rigor progresista entendemos la protección de los puestos de trabajo compatible con las medidas máximas de protección a la cueva de Praleaitz, es decir, el cierre de la cantera. Que alguien so pretexto de la defensa de los puestos de trabajo pretenda socavar el prestigio y las intenciones de la comunidad científica y en particular la del director de las excavaciones arqueológicas sólo puede evidenciar la sumisión oscura y vergonzante al poder económico prepotente.

Cualquier persona medianamente informada sabe que aplicando la legislación actual en materia de protección de patrimonio arqueológico y específicamente a pinturas rupestres, la cantera debe cerrarse, aplicando los conceptos indemnizatorios a la empresa explotadora, reubicando a las personas trabajadoras en las mismas o mejores condiciones laborales en otros centros de trabajo. La ley ya contempla, por lo tanto, la compatibilidad que mencionamos más arriba.

El escaso entorno de la cueva de Praleaitz debe ser conservado en su integridad, ya que la cueva no es un hecho aislado en sí mismo. Estamos ante uno de los hallazgos arqueológicos actuales más importantes de Europa. Las instituciones deberían, como es su cometido, preservar, sin más aplicando la ley, Praleaitz y su entorno. Prevenir y no lamentar. Adelantarse a cualquier conflicto de intereses. El interés general cultural y de legado histórico no puede supeditarse al interés de la religión del euro. Las instituciones saben de la necesidad de valorar y proteger en todos sus términos el patrimonio subterráneo y arqueológico de una manera viable y real, y no sólo testimonial.

Desde nuestra condición de sindicalistas, abogamos para que la defensa de los puestos de trabajo sea también, como no podría ser de otra manera, la defensa del medio ambiente, de la cultura y de la historia de Euskal Herria.