El primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, sigue perdiendo popularidad frente a los conservadores, según dos sondeos publicados ayer tras el escándalo de la pérdida por Hacienda de los datos confidenciales de veinticinco millones de británicos.

Desde que en octubre amagó un adelantamiento de las elecciones para después echarse atrás en el último momento ante las primeras encuestas adversas, Brown acumula los traspiés y no parece levantar cabeza.

Según el sondeo publicado ayer por «The Times», el porcentaje de electores que confían en el Partido Laborista para hacer frente a los problemas económicos ha caído del 61% al 28%. Por primera vez, los votantes confían más en el liderazgo económico conservador, pese a su relativa bisoñez, que en Brown y su ministro de Finanzas, Alistair Darling.

Pese al balance económico de un primer ministro que fue durante diez años responsable de Economía, un 55% de los electores esperan un empeoramiento de la situación económica en los próximos años, mientras que un 34% todavía confía en Brown y Darling.

Ocho puntos menos

Esta encuesta se suma a la publicada el jueves por el canal de televisión Channel 4, que atribuía a los conservadores un 41% del favor de los votantes y una ventaja de nueve puntos frente a los laboristas, su mejor resultado desde hace quince años. Este sondeo sobre la intención de voto de los británicos otorga un 32% a los laboristas, ocho puntos menos respecto a mediados de octubre.

El problema para el primer ministro británico es que lo que todos consideraban su principal activo, su competencia económica, ha quedado hecha trizas con lo que muchos califican de mal manejo de la crisis del banco Northern Rock, a la que se sumado ahora la pérdida de los datos confidenciales de millones de familias con hijos.