Petróleo y agrocombustibles, ante todo negocio
El precio del barril de petróleo en once meses ha aumentado en un 46%. Las causas de esa contante subida son diversas, si bien quienes influyen directamente en sus precios, en función de los intereses de unos u otros, resaltan o intentan ocultar esas causas. El resultado de ese desmedido incremento en los precios del oro negro es un inmenso negocio en el que todos quieren tomar parte. Sin embargo, quienes hasta ahora han controlado totalmente el negocio, miran con temor a países como China o India, cuyo acceso al club de los poderosos ven cada vez más próximo. Por otro lado, como bien explicó el economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía con su lamento, los consorcios petrolíferos occidentales tienen cada vez menos poder, y se quejó de que se utilice el petróleo «como instrumento de presión política». Clara muestra de rapiña que sin ningún pudor reivindica su beneficio a costa de la penuria de la población de los países donde obtienen ese recurso energético, rapiña que estima lamentable que los beneficios por los recursos de un país reviertan en su población.
Los agrocombustibles, por su parte, presentados como alternativa al petróleo, además de ser una alternativa dudosa desde el punto de vista medioambiental, sólo parece claro que se constituyen otro disputado y gran negocio.