Muchos amigos y conocidos al tanto de mis peripecias indagan inquietos en saber con qué ánimo encajo la sentencia que se le ha impuesto a «El Jueves», por aquello de que si ves a tu vecino las barbas pelar... Pero qué quieren que les diga: ahora que sabemos en cuánto valora la justicia española el honor y la imagen de La Sagrada Familia, cuyo importe apenas requiere la intervención de Cofidis y Credifácil, hállome más tranquilo, pues tras aplicar los cálculos infinitesimales de Leibniz y Newton al modo en que lo haría Lewis Carroll, el resultado que arroja, más que disuadirme a cometer actos semejantes, yo diría que me incita, me empuja a ello. Pues si a una publicación como «El Jueves» le han caído 3.000 euros -con la difusión que tienen, poniendo el motivo de la querella en portada, hecha por profesionales, fácil de percibir por un público analfabeto, etc.- digo yo que siendo mi artículo publicado en medios periféricos, aparecido sólo un día en páginas interiores, hecho con poco más de mil palabras, si es que llega, que requiere del esfuerzo de un lector con paciencia suficiente como para terminarlo, siendo el autor un aficionado en esto de escribir, la multa que me corresponde -en el caso de haberla-, aplicando todas las variables habidas y por haber y procesados los datos en un superordenador, ofrece como resultado la despreciable cifra de 0,00000003 céntimos. Mas no crean que dicha cantidad cuántica se corresponde con una fracción de euro. Se trata de pesetas, en consonancia con una justicia vetusta y anclada en un pasado franquista e inquisitorial.