Raimundo Fitero
Anudados
Un rotundo desmentido es la primera confirmación oficial. Es así. Si hay un desmentido contundente, incluso expresado en términos de rabia o de amenaza, entonces es que se está a punto de confirmar el desenlace, pero que todavía no están pactadas las cláusulas de la ruptura. En términos generales este es el esquema del guión: un rumor autorizado, un desmentido, y una confirmación posterior. Resulta ser que incluso los poderosos utilizan la propia programación televisiva para tomar decisiones en el plano privado. Es bien sabido que Silvio Berlusconi, dueño de varios canales de televisión y presidente de Italia, propició series dedicadas al cambio de imagen, es decir a la remodelación del cuerpo y quizás del alma, con bisturí, se hicieron debates, programas diversos hablando del asunto y cuando la sociedad italiana, o al menos sus votantes estaban maduros, apareció con una corrección de su alopecia y con las bolsas de los ojos desaparecidos, además de otros retoques menos visibles. Parece ser que en otro país de los recientemente incorporados a la UE sucedió algo parecido. Es decir, hay un planteamiento, un nudo y un desenlace.
En todos los términos de la convivencia y de la vida, pública o privada. Ahora mismo está sucediendo un fenómeno mediático muy curioso: por arte de encantación aparecen grupos radicales de «extrema izquierda» por casi todas las ciudades, y siempre acaban enfrentándose a la policía, y los noticiarios se hartan de pasarnos imágenes de esta índole, con unos textos realmente tendenciosos, que los criminaliza. Es una situación más que confusa. Los jóvenes a los que la policía intenta machacar simplemente protestan por el asesinato fascista de un joven en un metro de Madrid a manos de un miembro del ejército en activo.
A los grupos de la extrema derecha más rotunda se les menciona pero aparecen poco, casi no hay imágenes, siempre rodeados de unas banderas, como si se tratase simplemente de unos fanáticos, pero son los más violentos, eso no cabe la menor duda y si salen parte de sus actos nunca se enfrentan a la policía. Claro, los motivos parecen obvios. Están anudados por el mismo espíritu nacionalista español.