GARA > Idatzia > Osasuna

Tercera derrota consecutiva que pone a los rojillos al borde del precipicio

A buenas horas, mangas rojas

Los de Ziganda reaccionaron tardíamente a los dos goles con los que se adelantó el Espanyol en la primera mitad, un periodo en el que a los rojillos les faltó la suficiente decisión como para ahogar el estilista juego de los periquitos, sacando la casta en la reanudación

p040_f02_199x123.jpg

OSASUNA 1

ESPANYOL 2

Natxo MATXIN | IRUÑEA

Tres derrotas consecutivas -dos en propio feudo- y Osasuna ya está al borde de los infiernos. Un horno que no está para los bollos que se avecinan, Sevilla, Valencia, Real Madrid, partido a muerte en Riazor y eliminatoria copera de por medio, casi nada para el cuerpo rojillo.

Otra reacción como la de la temporada pasada en el último mes del calendario sería el mejor antídoto para la peligrosa situación en la que se han metido los de Ziganda, pero mucho nos tememos que eso no es algo que se pueda repetir todos los años a gusto del consumidor osasunista.

Y es que aun a sabiendas de que otro tropiezo en El Sadar colocaba al equipo en el filo de la navaja, ello no fue suficiente acicate como para que los navarros saltaran al césped dispuestos a comérselo. De acuerdo que el Espanyol demostró mayor calidad y pegada -nadie que vio el encuentro puede ponerlo en duda-, pero la diferencia de nivel se hace menos patente si se corre más que el contrario y se le deja claro desde el principio que está jugando en campo hostil.

Resulta incomprensible que Osasuna no pusiera sobre el terreno de juego en el primer tiempo la misma garra y carácter que sacó a relucir tras el descanso. Es su seña de identidad y no puede dejarla aparcada ante un rival que había anotado en sus últimas quince salidas y firmaba ocho choques consecutivos sin perder.

Los rojillos dilapidaron los tres puntos en los primeros cuarenta y cinco minutos, donde permitieron que el Espanyol hiciera gala de sus cualidades con demasiada facilidad. Tres minutos les bastaron a los de Valverde para dejar encarrilado el envite. Después llegaría el mo- mento de tirar de corazón, pero dos goles son demasiado escollo como para volver a repetir igualada y además el Espanyol no es el Valladolid.

La acumulación de detalles negativos en algunos aspectos del juego era demasiado patente como para que se esperara nada bueno en el marcador. Los rechaces de la defensa rojilla caían de continuo en las botas periquitas -ello acrecentaba el dominio visitante-, Osasuna carecía de salida de balón con proyección ofensiva y las bandas navarras brillaban por su ausencia.

Reacción tardía

Todo lo contrario que el Espanyol quien, como mandan los cánones, apostaba por abrir el campo con dos incisivos carrileros. Valdo y Riera, que trajeron en jaque a Corrales y Azpilikueta, fueron agentes activos en las dos puntillas que, a la postre, resultaron decisivas para que los catalanes mantuvieran su racha victoriosa.

De muy poco sirvió la reacción tardía que se vislumbró tras el descanso. Es cierto que incluso con sólo el ímpetu del que ya no tiene nada que perder y un poquito de fortuna vestida de negro -Turienzo se equivocó anulando un gol legal de Vela, que se encontraba en posición correcta- Osasuna incluso pudo rescatar un punto. Pero no es menos cierto que resulta muy complicado sacar adelante un encuentro en el que has dejado que el adversario se coloque por delante de manera doble.

Para ser positivos a la vista de lo que se viene encima, habrá que quedarse con la actitud de una plantilla herida en su orgullo tras el descanso. Al menos, sabemos que el equipo tiene casta y la saca a relucir, sólo hace falta que eso se produzca desde el primer minuto.

Ziganda: «Tenemos experiencia en estas lides, hay que hacer piña y tirar para adelante»

A diferencia de lo que pareció vislumbrarse desde la grada, el técnico rojillo, José Angel Ziganda, señaló que su equipo «no ha regalado el primer tiempo» y explicó la tercera derrota consecutiva -segunda en casa- por la «mayor pegada» del rival.

«Los primeros veinticinco minutos fueron bastante igualados, pero al final ellos tienen mucha calidad y ha acabado decidiendo la mayor pegada de que disponen», insistió.

De hecho, el preparador osasunista reivindicó que su escuadra hizo méritos como para haber cosechado algún punto «porque en el segundo tiempo hemos apretado mucho, con las suficientes llegadas y ocasiones como para haber empatado».

De cualquier forma, lo que cuenta al final son los puntos y Osasuna está ahora mismo rozando los puestos de descenso, una situación en la que la única ventaja con la que cuenta el conjunto navarro es que «tenemos experiencia en estas lides y tenemos claro dónde estamos».

Como ya ha venido repitiendo en anteriores ocasiones, Ziganda abundó en que «los rivales nos están ganando con demasiada sencillez y con lo que hacemos, sin estar mal del todo, no nos da para ganar. Está claro que debemos corregir atrás y mejorar en el juego defensivo porque nos hacen gol con facilidad».

Como es lógico, el entrenador periquito, Ernesto Valverde, enjuició el choque de manera diferente y consideró que el Espanyol fue justo vencedor, si bien, con la elegancia que le caracteriza, reconoció que «lo veo desde el prisma de ser el entrenador de ese equipo y soy subjetivo».

«Hemos tenido que sufrir para sacar adelante este partido -subrayó- porque nos han apretado mucho y lo hemos pasado mal por no saber aprovechar los espacios que nos han dejado tras el descanso».

El «Txingurri» comentó que sus jugadores se manejaron mejor en el primer tiempo «donde dimos más sensación de peligro», pero que todo se pudo ir al traste a raíz de que los rojillos variaran su actitud en la reanudación. Un periodo que «fue más descontrolado y en el que colgaron balones como preveíamos, lo que nos ha obligado a defender muy atrás».

N.M.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo