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Bolivia afirma que las protestas de Sucre son un plan para derrocar a Evo Morales

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El vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, afirmó ayer que las protestas ocurridas el fin de semana en Sucre forman parte de un plan no sólo para paralizar el trabajo de la Asamblea Constituyente, sino para derrocar al presidente Evo Morales. «Claramente, hay un plan que tiene varios puntos. Comienza por la resistencia civil, la ocupación de instalaciones públicas, promover algunas movilizaciones y bloqueos del transporte», advirtió.

«Hay una guerra económica que ya la ha denunciado el jefe de Estado. También hay la decisión de intentar aprobar una carta de una autonomía de facto, que es golpista. Eso si es golpismo», subrayó García.

Incidió en que ante estas medidas impuestas por la ultraderecha, el Ejecutivo responderá con dos herramientas: «La defensa de la legalidad y, por tanto, la protección de las instalaciones con los mecanismos que nos brinda la Constitución y, en segundo lugar, apelando a la población en esta confrontación con estos sectores ultraderechistas, fascistas y golpistas».

Incidió en que existe una guerra contra el cambio, que es la lucha contra la Asamblea Constituyente y el Gobierno.

Por ello, propuso «resistir» cumpliendo la ley e hizo un llamamiento «al soberano, que es la población, el ciudadano de a pie, que es quien tiene que defender, comprometiéndose con este proceso de cambio, la Constitución y la democracia, y eso ya lo estamos viendo».

En un mitin realizado el lunes en La Paz, Morales pidió a sus constituyentes que vuelvan a reunirse para acabar el proceso. «Ojalá nuestra compañera Silvia Lazarte, presidenta de la Asamblea, convoque de una vez para terminar», manifestó. Sobre los asambleístas opositores, declaró que «si no quieren venir, igual».

Fuertes críticas a los medios

Según la legislación boliviana, la nueva Constitución, tras ser aprobada «en grande» (primer instancia), debe ser ratificada «en detalle», artículo por artículo, y luego aprobada en una etapa «de revisión», antes de ser sometida al pueblo en referéndum. Morales dejó claró que no es una Carta Magna de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), sino de «diez agrupaciones políticas».

En la misma movilización, varios sindicalistas acusaron a ciertos medios de comunicación de las muertes y los violentos incidentes ocurridos en Sucre.

«Basta de los medios de comunicación vendidos al neoliberalismo, que no velan por los intereses de las mayorías sino por sus intereses comerciales», resaltó el líder de la Central Obrera El Alto, Edgar Patana.

«Son los medios los que han convulsionado a la ciudad de Sucre», agregó Fidel Surco, dirigente de la Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia.

La oposición, mientras tanto, siguió con sus acusaciones contra Morales. «Hoy le decimos al presidente que una Asamblea Constituyente en un cuartel militar no la va a aceptar jamás el pueblo», amenazó el presidente del Comité Cívico de Sucre, Branco Marinkovic.

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