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«Desde muy pequeños tuvimos un saxofón por biberón»

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Javier y Luis garayalde

componentes del dúo wagon cookin'

Nacieron en la Navarrería del Casco Viejo iruindarra. Hijos del excelente músico de jazz Javier Garayalde, no les quedó otra que divertirse con música, por lo que desde niños establecieron un contacto íntimo con ésta. Desde hace años, Wagon Cookin' se han convertido en un proyecto de cabecera internacional liderado por dos músicos de sobrio talento tanto para crear como para mezclar nuevo jazz y baile.

Pablo CABEZA | BILBO

Wagon Cookin' es la aventura rítmica de los hermanos Garayalde, hijos del popular saxofonista Javier Garayalde, titular de la Cátedra de Saxofón en el Conservatorio Superior de Música Pablo Sarasate, de Iruñea. Javier nació el 8 de setiembre de 1972 y Luis el 14 de junio del 76, ambos en la calle Dormitalería del barrio de Navarrería, en el Casco Viejo de la capital navarra.

No tiene por qué ser así, pero el caso es que de un padre dedicado al jazz salieron un par de hijos en la misma dirección, aunque pronto tomaron un camino diferente: la música de baile según los patrones más avanzados primero del siglo XX, después del XXI.

Javier y Luis, como Wagon Cookin', han recorrido gran parte del mundo musicado. Sus discos se han distribuido por todos los países con peso musical. Sus canciones han sido mezcladas por los músicos más prestigiosos del género, aunque también es habitual que haya sido al revés, que los Garayalde hayan puesto sus manos y creación al servicio de innumerables grabaciones ajenas.

Como amantes de la nueva música de baile, sus discos se han comercializado también en vinilo, contando con decenas de maxis que han sonado en las mejores salas del mundo. Además, como dj's creativos también han pinchado en salas y clubes de medio universo. En la actualidad presentan «2faces», doble cedé publicado en su sello Appettizers, pero también editado en Alemania y en EEUU por Compost Records. Tras la presentación en Bilbo tuvimos la oportunidad de conversar con la pareja, que prefiere consensuar sus declaraciones.

¿Cómo recuerdan la infancia por Iruñea? ¿Tuvieron pronto conciencia musical?

La verdad es que desde muy pequeños tuvimos un saxofón por biberón y, a los cinco o seis años, Javi ya se subía a todas las baterías de las tiendas de música. Por el contrario, Luis enseguida se decantó por el fagot y después por la guitarra y el bajo. Pero al margen de nuestras preferencias, nuestro padre tenía muy claro que debíamos de tener una formación sólida con estudios de piano como base, para luego elegir cada uno nuestro instrumento. En la actualidad Javi toca vibráfono, batería y percusión y Luis, piano.

¿En qué momento de esos años comienza a perfilarse algún tipo de experiencia musical un tanto seria?

A finales de los ochenta y principios de los noventa tuvimos un club de jazz en Pamplona, llamado Cotton Club (nada que ver con el actual), en el cual programábamos actuaciones y jams de jazz. En esa época ya estábamos en activo en las diferentes formaciones que tenía nuestro padre. También en esos días fue cuando comenzamos a pinchar los fines de semana. Pinchábamos música cercana al jazz, en su vertiente más bailable, además de soul, música latina... Enseguida llegaron el house y el acidjazz, y ahí fue ya cuando nos picó el gusanillo de comenzar a hacer música propia y nos compramos nuestras primeras «maquinillas».

¿Cómo es que estudian y tocan instrumentos diferentes a los de su padre?

(Se ríen) Ya hicimos nuestros pinitos con el saxo, pero tocando como toca él, mejor no. No nos sentíamos capaces, aunque adoramos el saxo y el clarinete, pero a la hora de tocar, nuestras preferencias son otras. Los instrumentos tienen mucho que ver con el carácter y la personalidad de cada uno.

En los ochenta se implicaron en una formación de tecno llamada Way Out. ¿Qué recuerdan?

Tuvimos una época increiblemente dura, incluso llegamos a actuar con Claude Young, uno de los grandes del tecno Detroit. Fue más o menos en el 94; la verdad es que nos gustaban muchos estilos. Sí, nos llamábamos Way Out y hacíamos tecnohouse, electrónica pura. Estábamos condicionados por los medios con los que contábamos a la hora de producir, ya que por aquellos días para hacer grabaciones de voces e instrumentos tenías que ir a un buen estudio. Años más tarde ya teníamos la experiencia y tecnología suficientes para poder cocinar nuestros primeros aperitivos.

¿Cocinar? Creo que ese es el momento en el que deciden marchar a vivir a un vagón de tren (de ahí el nombre Wagon Cookin') que poseía un familiar de ustedes.

Así fue. Es un vagón de los años veinte, que hacía el trayecto Lisboa-París. Cuando ya estaba a punto de ir para un museo, casualmente, por motivos variados, acabó en la sierra de Gredos habilitado como vivienda en una finca impresionante, con garganta y bosque. Cuando llegamos allí la primera vez, supimos que era el sitio perfecto para retirarnos y pergeñar nuestro proyecto musical.

¿Fue como un lugar de necesaria reflexión?

En principio fue un retiro, pero también se puede hablar en esos términos. Dejamos a un lado la noche y el club de jazz, que nos quitaba mucha energía. Comenzamos a aprender informática musical, decididos a dedicarnos a la música a fondo.

¿Cómo se financia el primer disco? ¿Cómo se dan a conocer?

El retiro en el vagón contaba con escapadas para tocar, que era lo que nos daba de comer, pero no tuvimos la ocasión de publicar nada. No obstante, un día conocimos a Chris Duckenfield y vino al estudio, le pusimos nuestro material y nos animó de inmediato a sacarlo en su sello Odori. También nos aconsejó que creáramos nuestro propio sello desde Londres para editar las cosas más en la línea de fusión con jazz, soul... Así nació nuestro sello Appetizers y el disco «Appetizers», que gustó mucho a dj's internacionales como Gilles Peterson o Rainer, entre otros.

«Tenemos dos caras, la lounge y la electrónica»

De 2003 a 2006 vivieron en Brasil, ¿a qué se debió?

Fuimos a inspirarnos y a descansar, pero después decidimos quedarnos para grabar nuestro segundo álbum, «Everyday life». Es un país del que nos sentimos muy cercanos y que nos sigue aportando mucho, en lo musical y en lo personal.

«2faces" tiene momentos brasileños, pero también es muy soul... Desde Billy Preston a Prince. Además de contar con dos discos de enfoques muy diferentes.

Hemos querido plasmar en un cd doble nuestros dos tipos de composiciones, para que todo el que se compre el álbum vea también esa faceta que antes sólo se podía encontrar en maxis para dj's. Así que, por un lado, tenemos la cara más lounge y por el otro, la cara más electrónica, de club.

¿Habrá remezclas, maxis, de «2faces»?

Habrá remezclas que irán saliendo en maxi paulatinamente. En la primavera de 2008 verá la luz "2faces remixed", con remezcladores como Osunlade, Llorca, Atjazz, Spirit Catcher, Sasse, Javi Pez, David Pen, Carl Craig. Ya están en la calle los maxis «Start to play» y «Mallorca».

P. C.

 

Ficha

Fecha: Hoy en la sala Jam de Bergara.

Hora: Apertura puertas,

20.30 h.

Precio: 13,50 euros.

Concierto: Athlete junto con Wagon Cookin'.

el inicio

«Un día conocimos a Chris Duckenfield y vino al estudio de grabación. Le pusimos nuestro material y nos animó de inmediato a sacarlo en su sello Odori Records»

Maxis de pista

«Hemos querido plasmar en un cd doble nuestros dos tipos de composiciones, para que todo el que se compre el álbum también conozca nuestra faceta de maxis»

 
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