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Comunicado de la presidenta de EA

Begoña ERRAZTI Presidenta de Eusko Alkartasuna

Soy consciente de que en las últimas semanas se han multiplicado los rumores y comentarios sobre mi permanencia al frente de Eusko Alkartasuna, pero no he querido pronunciarme sobre esta cuestión hasta ahora, por respeto a la militancia de mi partido y a su proceso congresual. Una irrupción a destiempo por mi parte hubiera supuesto desviar el foco de atención sobre las grandes cuestiones políticas que está debatiendo de manera ejemplar la militancia de Eusko Alkartasuna, así como una distorsión mediática que habría dañado ese proceso. Ahora, a las puertas ya de nuestro VII Congreso Ordinario, con una ponencia política que ha suscitado un apoyo mayoritario en el seno del partido, considero cumplido mi deber como Presidenta, y creo que es el momento de anunciar que he decidido no optar a la reelección.

Son varias las razones que me han llevado a tomar esta decisión. Razones sobre todo personales. Considero que en la vida de las personas se van cumpliendo ciclos, y no es sano perpetuarse en determinadas responsabilidades. Han sido ocho años intensos al frente de Eusko Alkartasuna. Ocho años apasionantes en la historia de este País, en los que nuestra formación política ha trabajado con ahínco en el siempre difícil camino de construir una Euskadi cada vez más libre, más justa y más solidaria. Es cierto que aún queda mucho por hacer, y creo firmemente que los hombres y mujeres de Eusko Alkartasuna, que han contribuido decisivamente a mejorar el bienestar de nuestro pueblo, serán imprescindibles para ello en el futuro. Esa será la meta que nos guíe.

Eusko Alkartasuna es un proyecto joven con trayectoria y poso en este País. En la última década hemos sido el motor esencial del discurso y de la iniciativa soberanista, con el ímpetu y tesón que nos da nuestro convencimiento en la defensa nacional vasca. Hemos sido el referente abertzale coherente y comprometido con los derechos nacionales y democráticos del Pueblo Vasco y de cada uno de los ciudadanos y ciudadanas de este país. Hemos marcado la dirección institucional y política, actuando con responsabilidad y posibilismo, pero afianzando al mismo tiempo la legitimidad del independentismo pacífico.

No pienso hablar de pasado en esta despedida; en primer lugar, porque las propuestas de Eusko Alkartasuna están de plena actualidad; y además, porque no es mi intención personal abandonar la política.

Considero que la política sigue siendo uno de los instrumentos más eficaces para la transformación de la sociedad. Por eso seguiré cumpliendo con todas mis obligaciones como militante de Eusko Alkartasuna, desde mi convencimiento y compromiso personal con la construcción de un país mejor, en paz y libre para todas las personas. Y Eusko Alkartasuna es el proyecto para lograrlo.

Nuestro Pueblo se enfrenta a grandes retos de futuro, en un mundo cada vez más multipolar. Es necesario prepararse para hacerles frente. Lamentablemente la forma de hacer política de algunos en Euskadi ha envenenado el debate público hasta el punto de que, para encarar el futuro, necesitamos rescatar y reivindicar principios básicos en cualquier sociedad moderna.

Principios tan elementales como el absoluto respeto a los derechos humanos, todavía conculcados en nuestro país. Principios tan sencillos como el necesario respeto a la mayoría democrática libremente expresada. No es tolerable por más tiempo la prolongación de un conflicto político porque una minoría trate de bloquear las legítimas aspiraciones democráticas soberanistas de la mayoría social vasca.

Hay que desenmascarar el falso debate con que tratan de envolvernos aquellos que, al mismo tiempo que utilizan discursos aparentemente nobles empleando conceptos como razón y modernidad, niegan el derecho de la nación vasca a vivir en pie de igualdad con cualquier otra, y hurtan a nuestro pueblo y a su ciudadanía el derecho a decidir libremente su futuro político.

La historia de nuestro País demuestra que los vascos y vascas hemos sabido crecernos ante la adversidad. Estoy segura de que, entre todos, seremos capaces de legar a nuestras hijas e hijos un país mejor y más justo. Decía Arturo Campión, ilustre navarro, que «resistir y defender el territorio, la casa, el hogar, las costumbres, el idioma (...)» forma parte de nuestra historia. Y no me cabe duda de que Eusko Alkartasuna mantendrá viva la llama de nuestros antepasados, que nos enseñaron a amar la libertad por encima de todas las cosas. Yo, desde luego, estoy dispuesta.

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