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Diez años de una final que dejó satisfechos a todos menos a Titín

Los espectadores que se dieron cita en la final del Cuatro y Medio disputada en 1997 en el Ogeta de Gasteiz no cabían de gozo. Retegi acababa de derrotar a Titín por 22-21, tras protagonizar una voltereta que pasaría a la historia. Todos sonreían. O mejor dicho, casi todos.

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Aritz SORZABAL

Corría el 13 de diciembre de 1997. No cabía ni un alfiler en el frontón Ogeta de Gasteiz. El luminoso señalaba 17-21 a favor de Titín III, un riojano de 28 años que había asombrado a propios y a extraños esa temporada hasta el punto de haberse colado en la final de Cuatro y Medio y tener al mismísimo Julián Retegi contra las cuerdas.

«El sabio de Erasun», con 43 años a sus espaldas, seguía sin inmutarse. Se trataba de su cuarta final en la jaula -las tres anteriores las saldó con victoria- y tenía ante sí la posibilidad de calarse su vigesimosegunda txapela oficial. Lejos de pagar semejante empacho de triunfos o de acusar el cansancio en la recta final del encuentro, sacó a relucir su sangre fría y hambre de victoria y dio inicio a la voltereta más inolvidable de la historia del Cuatro y Medio, una distancia que tenía su propio campeonato desde 1989.

Retegi II salvó el primer «match ball» con un gran resto y una pelota llevada a buena desde las tablas tras un gancho al ancho de Titín, para poner finalmente el 18-21 con un latigazo junto a la pared izquierda después de haber recuperado la iniciativa en el tanto. El 19-21 y el 20-21 vinieron merced a dos dejadas en el txoko que volvieron a dejar patente la frialdad del campeón navarro, que estaba a punto de agrandar su leyenda hasta límites insospechados. Tampoco le tembló el pulso a la hora de establecer el empate a 21, logrado con un sutil pelotazo que mandó por encima de la cabeza de Titín y que botó a milímetros de la línea del Cuatro y Medio. El 22-21, que desató los gritos de «Julián, Julián» por parte de una afición entregada, subió al marcador gracias a una paradita en el txoko tan fría y calculada como las anteriores. Retegi II acababa de protagonizar una nueva gesta en su carrera deportiva, la última de su impecable trayectoria.

Titín se lanzó al suelo desesperado y exhausto, sin entender cómo había podido perder una txapela que ya estaba acariciando. En realidad, diez años después de ese partido histórico, sigue pareciendo increíble que el choque se le escapara de las manos. Todavía hoy, la visión de esa final en youtube (www.youtube.com) -diez videos dan la posibilidad de presenciar el choque en su integridad- pone carne de gallina. Y eso que ya ha pasado una década de aquel duelo.

El de Tricio tuvo que esperar seis años para tener una nueva oportunidad, de nuevo en el Ogeta. El desenlace de la final no fue tan cruel como en 1997, pero el riojano volvió a quedar subcampeón. Nagore fue su verdugo, al derrotarle por 22-15. Ahora, con 38 años, tratará de hacer bueno el dicho de que a la tercera va la vencida. El domingo le espera Abel Barriola, con la cancha del Ogeta nuevamente de testigo.

decimotercera final en el Ogeta

Si Julián Retegi es el rey de las txapelas en el Cuatro y Medio -logró un total de cuatro-, el frontón gasteiztarra es el santuario de las finales. Y es que el Ogeta acogerá este fin de semana la decimotercera final de un campeonato que suma ya diecinueve ediciones desde que echara a andar en 1989.

Los primeros dos campeonatos de la distancia se decidieron en el Atano III, con victorias para Retegi II frente a Galarza III (22-6 y 22-15, respectivamente). Pero un año después, en 1991, el de Erasun consiguió su tercera txapela en el Ogeta, al ganar a un entonces veinteañero Patxi Eugi (22-7). El de Agoitz se caló la segunda de sus tres txapelas de la jaula en 1994 ante Errandonea (22-13) en el Ogeta, iniciándose así un ciclo de seis finales seguidas en el frontón alavés.

Desde 1994, el Ogeta se convirtió en sede de la final en once de las trece ediciones posteriores. Juan Martínez de Irujo fue el último en levantar los brazos en la capital gasteiztarra. Lo hizo el año pasado, tras vencer a Abel Barriola por un apretado 22-21. Se repetía el resultado de 1997, en este caso con el de Leitza de víctima. El domingo, por lo tanto, Barriola y Titín tendrán la oportunidad de quitarse la espina del Ogeta.

Barriolak ere txapeldunorde ospea kendu nahi du gainetik

Lau eta Erdiko txapela 2001. urtean jantzi bazuen ere, Abel Barriolak, Titinek bezala, ez du finaletan zorte handiegirik izan. Lau final jokatu ditu kaiolan, eta horietatik hirutan garaipenik lortu gabe irten behar izan du pilotalekutik.

2001. urtean, txapela irabazteko lehen aukera izan zuenean, Patxi Eugiri irabazi zion (22-10). Denboraldi hartatik aurrera jokatutako hiru finalak, ordea, galdu egin zituen: 2002 eta 2004. urteetan, Aimar Olaizolaren aurka (22-13 eta 22-8, hurrenez hurren); eta 2006. urtean, Juan Martinez de Irujoren kontra (22-21).

Leitzakoak Lau eta Erdian jokatu dituen final guztiak Ogetan izan dira. Eta Ogetan izango da datorren igandekoa ere. Aurtengo finalerako txartela eskuratu zuen egunean azken urteetako zortea aldatzea espero duela jakinarazi zuen. «Espero dut bosgarrenean txapela irabaztea. Arantza bat daukat kentzeko, lautik hiru final galdu baititut. Txapeldunordeaz ez da inor gogoratzen», nabarmendu zuen nafarrak. A.S.

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