«No pudimos... por ahora». Con esas palabras valoró el presidente venezolano Hugo Chávez su derrota en el referéndum para la reforma de la Constitución. «Lo digo con una tranquilidad infinita y con la conciencia muy clara; lo prefiero así. Mi ética, que vale más que todo, no hubiese aguantado la duda, la grandísima duda que hubiera quedado si Chávez hubiese ganado el `sí' por el 0,4 después de tres días y con unas actas que vinieron del exterior», manifestó en la rueda de prensa que ofreció en el Salón Ayacucho del Palacio de Miraflores.

Dirigiéndose a los grupos opositores reiteró que él no hubiera querido una victoria tan «pírrica» como la que obtuvo el «no». «Sepan administrar su victoria. Bueno, véanla matemáticamente, es una victoria pírrica, pero ustedes se la ganaron», señaló. Asimismo, les recomendó que se olviden de sus «planes desestabilizadores».

Pese a esta derrota, Chávez aseguró que no cambiará «ni una coma» del proyecto de reforma constitucional y que seguirá trabajando en él «para lograr la máxima inclusión social, la igualdad como principio del sistema». Afirmó que buscará «la manera, seguro más lenta» de aplicar el articulado de su propuesta que, incidió, está «viva, no muerta».

En ese tono optimista, animó a la población venezolana y a sus seguidores a no caer en el derrotismo. «Abran su corazón y entiendan el mío. No se sientan tristes. ¡No! Ni apesadumbrados», enfatizó.

«En otras ocasiones hemos sabido convertir aparentes derrotas en victorias morales que, después, se convirtieron en victorias políticas», destacó. No dudó en calificar de «gran salto político» que casi cuatro millones de venezolanos hayan votado a favor de la «construcción del socialismo. Seguimos en la batalla, construyendo el socialismo en el marco que nos permite esta Constitución».

Según los resultados hechos públicos por el Consejo Nacional Electoral (CNE), un 50,7% de los venezolanos votó en contra del primer bloque de artículos (33) sometidos a consulta, mientras que un 49,29% optó por el «sí». El segundo bloque (36 artículos), logró el respaldo del 48,94% de los votantes frente a un 51,05% que lo rechazó. La abstención fue del 44,9%.

Periodo de reflexión

Chávez consideró que este factor inclinó la balanza a favor del «no». No obstante, dijo estar «seguro de que la inmensa mayoría sigue con nosotros. Se abstuvieron por dudas, temores, faltó tiempo y capacidad para explicar, a lo mejor, pero allí hay bastantes elementos políticos y estadísticos que debemos tomar en cuenta para continuar con esta batalla».

Por ello, abogó por abrir un periodo de reflexión sobre por qué una parte de la población no salió a votar cuando en procesos anteriores sí lo hizo.

En los comicios del pasado año, consiguió más de siete millones de votos, mientras que en el referéndum del domingo esta cifra bajó en unos tres millones.

«La lección para la oposición -subrayó el presidente venezolano- es que debe darse cuenta de que sí es posible por la vía electoral cosechar triunfos políticos, por lo que deben olvidarse de los planes violentos y guarimbas (disturbios)».

Consideró un triunfo para su Gobierno revolucionario que «por fin, tras ocho años, la oposición haya reconocido la Constitución Boliviana de 1999. Ojalá no se trate solo de una maniobra electoral».

Satisfacción de la Iglesia

La victoria del «no» fue ampliamente celebrada por la oposición, la jerarquía de la Iglesia Católica venezolana y gobiernos como el de Estados Unidos.

Pese a la activa campaña por el «no», el líder opositor, Manuel Rosales, planteó ayer la aprobación de dos iniciativas incluidas en el proyecto de reforma de Chávez; el reconocimiento de la jornada laboral de seis horas y que a los trabajadores informales se les otorgue los beneficios de la seguridad social.

Su intervención se produjo poco después de que el Consejo Nacional Electoral divulgara el primer balance oficial.

«Aquí no puede haber vencidos ni vencedores. No vamos a utilizar la victoria para atropellar a nadie. Es el inicio del gran abrazó que debe darse el pueblo de Venezuela esta Navidad», comentó entre los aplausos de sus simpatizantes.

Desde la cúpula eclesiástica, el arzobispo Roberto Luckert instó a la oposición a trabajar para «reducir la abstención» y a «tomar conciencia de que la única forma en la que podemos salir de los problemas es a través del voto y no de la violencia». «Que se dejen de la tontería de estar pensando quién va a ser candidato; el que tenga mayoría es el que tiene que ir y todo el mundo empujar ese candidato a la gobernación o a la Alcaldía», dijo el vicepresidente de la Conferencia Episcopal.

El prelado, contrario a Chávez, censuró que el presidente venezolano hubiera utilizado el adjetivó «pírrico» para catalogar la victoria de la oposición. «Habló de una victoria pírrica, pero si hubiese sido al revés no hubiese sido pírrica. La elección de los diputados sí que fue pírrica y, sin embargo, cacareó la victoria como un gran éxito», declaró.

Para la Casa Blanca, el resultado es una «buena señal para el futuro y la libertad del país». El subsecretario de Estado adjunto Nicholas Burns señaló que «ha sido una noticia positiva».