A Kevin Costner, guste más o menos, nadie le podrá acusar de ser un actor encasillado. El hombre lo intenta todo, también en su trabajo tras la cámara, sin que le importen los fracasos a la hora de arriesgar de nuevo. Semejante perseverancia ha encontrado su premio, al menos en la faceta interpretativa, con «Mr. Brook». La pista para entender su sorprendente caracterización criminal en este thriller de Bruce A. Evans la podemos encontrar en «Un mundo perfecto», película de Clint Eastwood en la que ya asumía un rol delictivo. Catorce años después va más lejos en su perfil negativo, pues se trata de un auténtico sicópata, de un asesino en serie. Uno de esos papeles que solamente están al alcance de actores curtidos como Anthony Hopkins, con el mérito añadido para Kevin Costner de encarnar a una mente enferma y oscura bajo la apariencia rutilante de un triunfador en el mundo de los negocios. Un desdoblamiento en el que, todo hay que decirlo, cuenta con la valiosa ayuda de un actor de la talla de William Hurt, quien personifica a su alter ego, una especie de lado perverso que le incita a cometer los crímenes. De esta manera, la voz esquizofrénica que retumba en su cabeza toma cuerpo, en lo que es la mejor idea del guión escrito por el propio realizador y en cuya filmografía como guionista solamente destaca su colaboración en la adaptación de Stephen King «Cuenta conmigo».

Da la impresión de que el director Bruce A. Evans ha sabido dar con el eje central de «Mr.Brook», a base de un arranque argumental prometedor y un doble personaje principal impactante. Pero el metraje se va a las dos horas de duración, abundando en subtramas y apariciones de secundarios sin mayor relevancia, que se encuentran ahí para complicarlo todo un poco más. De todos los personajes secundarios el que se lleva la mayor parte de las críticas es el de la investigadora policial, con una Demi Moore que no ha convencido por la falta de carácter y expresividad de su nuevo rostro, resultado de sucesivas visitas al cirujano plástico. Esto no es un impedimento para que la producción mantenga un tono general atrevido, con algo tan escaso de ver en el cine realizado en Holly-wood como los desnudos íntegros. La respuesta ha sido bastante buena teniendo en cuenta que su presupuesto era modesto y ya ha recuperado la inversión inicial.