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Fernando Llorente

Una nueva oportunidad tras dos temporadas de declive

La actuación en los últimos partidos devuelve al delantero rojiblancco el crédito que había perdido tras su ilusionante debut

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Beñat ZARRABEITIA | BILBO

En enero de 2005, una lesión de Ismael Urzaiz y la controvertida cesión de Gorka Azkorra al Recreativo de Huelva abrieron las puertas del primero equipo del Athletic a Fernando Llorente. El delantero nacido en Iruñea, que acababa de renovar su compromiso contractual con el club rojiblanco, dio el salto de la mano de Ernesto Valverde, a pesar de que Mikel Arruabarrena era, en aquel momento, el principal goleador y hombre referencia en ataque del filial.

Llorente tuvo un debut de lo más halagüeño en San Mamés, donde sólo el acierto de Carlos Kameni evitó que se estrenase como goleador. Sus primeros tantos llegaron ante el modesto Lanzarote, en Copa. El joven delantero remató tres balones prácticamente idénticos a las mallas del conjunto canario.

Parecía haber nacido una estrella. Su planta y sus goles le auguraban un buen futuro en el mundo profesional.

Pero fueron pocos los que repararon en que aquellos goles llegaron ante un Segunda B, que la mayor dificultad entrañaba en introducirlas en la portería y que el Athletic pasaba en aquel momento por uno de sus momentos más lúcidos de las dos últimas décadas. De ahí que se generaran unas inusitadas, y exageradas, expectativas sobre el joven jugador.

La campaña 2004-2005, que terminó con la enorme decepción de la eliminación copera a manos del Betis en la tanda de penaltis, la no clasificación europea y la marcha de Ernesto Valverde, concluyó con más que un aprobado para Llorente, que anotó tres goles en quince partidos de Liga.

Pocos meses después, con la temporada 2005-2006, llegaron los problemas. El equipo no arrancó bien y la lesión de Urzaiz convirtió a Llorente en el único delantero de un club que había prescindido de un Aritz Aduriz que emergía en el Valladolid. Los números de Llorente fueron malos, pero las sensaciones que transmitió en el campo fueron aún peores. Una situación que se agravó con la llegada de Javier Clemente al banquillo. El de Barakaldo realizó unas declaraciones con la intención de picar el orgullo del internacional vasco, pero no consiguió otra cosa que hundirle. A ello se unió el regreso de Aduriz. El donostiarra apenas necesitó unos minutos de la eliminatoria de Copa frente al Real Madrid para demostrar que estaba bastante más hecho y que, en aquellos momentos, era mejor futbolista que Llorente.

El de Aiete fue clave a la hora de salvar al equipo y se ganó un estatus que aún hoy mantiene de forma más que merecida. La aportación más destacada de Llorente, en cambio, fue el magnífico doble regate y asistencia contra el Zaragoza en San Mamés. Lo hizo en el marco de un partido especialmente dramático, pero ni siquiera así consiguió salvar su temporada.

Tocando fondo

La consecuencia fue que la pasada campaña partiese como tercer delantero. Siguió sin dar señales de vida y su credibilidad quedó muy tocada. Los acontecimientos de pretemporada, donde llegó a avisar a su agente para que le buscase equipo en caso de que Clemente siguiera en el banquillo, dejaron su imagen en entredicho. En una campaña para olvidar a nivel colectivo, Llorente no fue la excepción.

La marcha de Urzaiz en junio le mantuvo abiertas, sin embargo, las puertas del primer equipo en un verano en el que contó con una importante oferta del Fulham. Siguió en Bilbo y comenzó la temporada como titular, aunque pronto fue relegado por Ion Vélez. A pesar de ello, y tras haber pasado por el mal trago de la exagerada pitada que le propinaron algunos en el amistoso contra el Milan, ha vuelto a ganarse la confianza de Caparrós. Sus buenas actuaciones ante el Hércules en Copa, Depor en Liga y, sobre todo, su partidazo de Mestalla, le vuelven a otorgar crédito. Ahora tiene ante sí una nueva prueba de madurez: asentarse y despejar las dudas.

DEBUT

Su llegada al primer equipo rojiblanco en 2005, de la mano de Ernesto Valverde, generó grandes expectativas, sobre todo tras los tres goles marcados al Lanzarote en una eliminatoria copera.

RELEGADO

La llegada de Javier Clemente al banquillo y el fichaje de Aritz Aduriz le relegaron al banquillo e incluso a la grada. El delantero barajó incluso la opción de emigrar, aunque un año después acabó incluso rechazando ofertas.

Ausardiaz jokatzea nahi du Joseba Etxeberriak

Mestallan emandako urratsa ibilbide bilakatzea nahi dute zuri-gorriek eta, horretarako, komenigarria izango litzateke, Joseba Etxeberriaren ustez, han erakutsitako nortasun hari eustea, aurkaria Real Madrid arriskutsua bada ere.

«Horrek ez digu emaitza erabat ziurtatuko -onartu zuen elgoibartarrak-, oso jokalari onak dituelako eta sasoi onean daudelako, baina moral handia daukagula aprobetxatuta, aurpegia eman behar dugu berriro, eta irabazteko eginahalak egin behar ditugu».

Athleticek, gainera, «zaletuen laguntza» izango duela espero du Etxeberriak, eta hala izango da, dirudienez; izan ere, Ipar eta Hego Aurrealdeko sarrerak agortu egin baitziren atzo.

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