crónica | manifestación contra la dispersión
Sentido homenaje a Karmele Solaguren en Barañain
Cientos de personas se manifestaron ayer en Barañain en recuerdo de Karmele Solaguren, que falleció hace tres años en accidente de tráfico cuando se dirigía a Madrid a visitar a su hijo. La marcha concluyó en la Rotonda de la Amnistía, donde se colocó un monolito y se plantó un brote de roble en su memoria. Los manifestantes denunciaron que la política de dispersión ha provocado la muerte de 16 familiares.
Asier VELEZ DE MENDIZABAL
El 6 de diciembre de 2004, Karmele Solaguren, de 57 años, falleció en un accidente de tráfico ocurrido en Noviercas (Soria) cuando se dirigía a visitar su hijo Ekain Guerra, que se encontraba preso en la madrileña cárcel de Alacalá Meco. Su marido, Jose Luís Guerra, que viajaba junto a ella, también resulto gravemente herido. El barañaindarra Ekain Guerra había sido detenido por las Fuerzas de Seguridad españoles en octubre de 2003 en una de las llamadas «redadas preventivas», y fue puesto en libertad sin cargos dos años más tarde. Una vez en libertad, el joven fue número dos en la lista ilegalizada de ANV en Barañain en las elecciones muncipales. La desgracia se cebó una vez más sobre esta familia, ya que el joven perdió la vida en junio tras caer de una bicicleta y ser arrollado por un vehículo en Iruñea.
La marcha partió ayer desde la Plaza del Ayuntamiento de Barañain a las 12:30 bajo el lema «Dispertsiorik ez. Karmele, gogoan zaitugu», y en el mismo se corearon consignas exigiendo la libertad de los presos vascos, así como el fin de la política de dispersión a la que se ven sometidos. Tras recorrer las calles del municipio, la manifestación concluyó en la rotonda de la Amnistia, lugar en el que se brindó un sentido homenaje a la fallecida y sus allegados.
Allí, se procedió a la colocación de un monolito en recuerdo y homenaje a Solaguren, junto al que depositaron varios ramos de flores. Además, los asistentes plantaron un brote de roble en el mismo lugar. En el acto, también se tocó la txalaparta y se bailó un aurresku en memoria de esta víctimas de la política penitenciaria del Estado español.
La primera en tomar la palabra fue la representante de Etxerat Mari Jose Barbería, madre de la barañaindarra Ikerne Indakoetxea, que fue detenida en el mismo operativo policial que Ekain Guerra y que también fue finalmente puesta en libertad. En su alocución, Barbería denunció que la política penitenciaria se ha llevado la vida de 16 ciudadanos vascos, y se cuestionó «¿porqué? y ¿para qué?» ha servido.
Asimismo, la representante de la asociación de familiares tuvo palabras de cariño, recuerdo y agradecimiento hacia Solaguren, a la que definió como «una madre luchadora» y, parafraseando al escritor argentino Eduardo Galeano, afirmó que las personas como Solaguren «nos dáis luz, calor y fuerza».
21 colectivos de Barañain
Tomó la palabra después el representante de Askatasuna Mikel Flamarique, quien incidió en que los datos demuestran que la política de dispersión que llevan a cabo los Estados español y francés «provoca muertes y graves e irreversibles consecuencias». Denunció, a este respecto, que se basa en «la venganza», y que su único objetivo es el de «aislar y dispersar a los presos». En ese sentido, destacó el hecho de que 21 colectivos y grupos de música de Barañain se hayan reunido en torno al manifiesto para exigir en fin de la política penitenciaria, mientras que criticó que ningún grupo municipal haya firmado el manifiesto.
«¿Cómo se entiende la actitud de ésos que dicen estar en contra de la dispersión y luego ni siquiera tienen la decencia de firmar un manifiesto como el que nos ha reunido aquí? Decir una cosa y hacer otra, ¿Qué nombre tiene eso? ¡Cobardes!», criticó duramente.
El también miembro de Askatasuna Eneko Urra, señaló entre lágrimas que confía que el homenaje realizado a Solaguren «sirva para que no nos olvidemos de ella». «Debemos seguir su ejemplo, para que la historia no vuelva a repetirse», afirmó muy emocionado. Para finalizar, se entregó un ramo de flores al viudo de la fallecida, Jose Luís Guerra.