La lealtad de los abertzales
El día de la Constitución española ha llegado precedido de una semana en la que todas las dimensiones del conflicto político vasco han aparecido de forma pública y relevante. Por mencionar tan sólo los elementos más significativos, la dimensión jurídica ha aparecido en la condena, detención y el encarcelamiento de 46 acusados del sumario 18/98. La dimensión armada ha estado presente en la muerte de dos guardias civiles en Las Landas y la posterior operación policial. La dimensión social se ha hecho patente en las consultas populares sobre el TAV desarrolladas por encima de las prohibiciones en Elorrio y Anoeta. Todos esos hechos remiten sistemáticamente a la dimensión central del conflicto, la dimensión política.
En el día de la Constitución, sin embargo, otra dimensión del conflicto adquiere especial protagonismo en Euskal Herria. Es la dimensión que podríamos denominar, precisamente, «constituyente». Miles de vascas y vascos, aprovechando el contenido simbólico de la fecha, demuestran a través de gestos cotidianos que no tienen nada que celebrar. Trabajadores que renuncian a un día festivo, profesores y alumnos que alargan la jornada lectiva, ciudadanos que acuden a manifestarse por los derechos democráticos de su pueblo o, simplemente, familias que brindan contra los símbolos impuestos y por un futuro de libertad y justicia. Gestos pequeños o grandes, arriesgados o banales, pero llenos de contenido político. Miles de voces que dicen, al oído o al aire, que para los vascos la «ley de leyes» es la negación de las negaciones.
Mientras tanto el nuevo presidente del EBB insiste en que su proyecto «tiene cabida en la interpretación leal» de la Constitución. Más le valdría al PNV interpretar mejor la voluntad de la sociedad y ser leal a su pueblo. Esta semana se ha podido comprobar que la sociedad está hastiada y pide a los políticos voluntad, soluciones y realismo. Esta semana se ha comprobado que en el Estado español no hay voluntad, no quieren la solución y que buscarla en su Constitución es un acto de irrealismo.