«El senderismo está en auge en el Pirineo»
Luis Alejos | alpinista
Antxon ITURRIZA | DONOSTIA
Un veterano montañero aseguró que, cuando no pudiera subir a los picos llegaría hasta los collados y, en el momento en que tampoco fuera capaz de alcanzarlos, disfrutaría recorriendo los valles; pero siempre intentaría ir a la montaña.
Antes de que las limitaciones físicas impongan su ley inexorable, el vizcaino Luis Alejos ha asimilado ya esa concepción integral del paisaje montañero. Él es un alpinista en el sentido más clásico y amplio del término. Haciendo gala de un eclecticismo estético, igual puede disfrutar recorriendo rutas del Duranguesado, que deslizándose sobre crestas pirenaicas o mientras descubre itinerarios minoritarios en los Alpes.
A través de sus publicaciones, nos mostró un día los caminos hacia los tresmiles pirenaicos y nos invitó más tarde a penetrar en las diversas cordilleras de la península ibérica. Ahora, en su nuevo libro, «Refugios del Pirineo. Travesías Circulares», editado por Sua, nos propone soslayar las cumbres y caminar por valles y collados pirenaicos siguiendo itinerarios en bucle que se inician y concluyen en el mismo punto.
En su trayectoria montañera y divulgativa ha potenciado mucho el conocimiento de los tresmiles del Pirineo. ¿Qué razón le ha impulsado a plantear un libro en el que los itinerarios discurren siguiendo senderos balizados y soslayan las cimas?
Como casi siempre, lo he hecho para satisfacer mis propias aspiraciones o apetencias. He andado mucho de cumbre en cumbre y eso implica recorrer valles, cruzar collados e ir de refugio en refugio. A través de estas experiencias, me di cuenta del interés que tiene, desde el punto de vista montañero y divulgativo, recorrer senderos y contemplar las cumbres desde abajo.
¿Qué características comunes tienen los cincuenta recorridos que propone en su libro?
En su conjunto, es una aproximación al concepto del senderismo. En el Pirineo existen circuitos muy populares, pero exigen contar con una semana libre, lo que restringe su frecuentación a los ciclos de vacaciones. Las rutas que describo son travesías circulares, de dos o tres días de duración, por lo que se pueden completar en un fin de semana y, dado que tienen el inicio y el final en el mismo punto, permite que sean planificadas utilizando únicamente el coche propio.
En la vertiente norte del Pirineo los franceses tienen una larga tradición senderista. ¿En que situación está el senderismo en este lado de la cordillera?
Sigue siendo minoritario, pero está en auge. Los franceses van muy por delante de nosotros, tanto en frecuentación como en calidad de guías senderistas o alpinas. Para mí, siguen siendo una referencia fundamental. Y pienso que si allí el senderismo tiene un peso importante, aquí también lo llegará a tener. Se puede ver un número creciente de grupos recorriendo el Pirineo u otros macizos, que van de refugio en refugio y de valle en valle sin pretender ascender a ninguna cumbre.
Usted, que frecuenta mucho el Pirineo, ¿qué tipo de montañeros es el que se encuentra por las cumbres y los caminos?
Desde hace unos años, lo que más me está llamando la atención es la amplitud del espectro generacional. En nuestra juventud, los montañeros llegaban a la edad de casarse y dejaban la montaña. Como contraste, nos quedábamos con la boca abierta al ver a pirineistas franceses que seguían en activo a pesar del paso de los años.
Actualmente, este panorama ha cambiado notablemente y toda la escala de generaciones está en marcha: niños, jóvenes, adultos y veteranos. Hay muchos casos de montañeros de sesenta y hasta setenta años que siguen desarrollando una actividad relevante.
¿Está masificado el Pirineo?
Están masificados algunos itinerarios, algunos valles y, específicamente, las zonas declaradas parque nacional, pero esta situación no es extensiva al Pirineo en su conjunto. Aunque a muchos les parezca extraño, el 15 de agosto se puede subir al Aneto o al Perdido prácticamente en solitario, siguiendo itinerarios alternativos sin demasiada dificultad.
¿La presión del colectivo montañero representa un peligro para el equilibrio natural de los paisajes pirenaicos?
Al margen de las amenazas concretas de creación de infraestructuras, como estaciones de esquí o carreteras, me parece que el mayor riesgo son esas actividades que se mal definen con el nombre de deportes de aventura.
En general, el montañero clásico tiene en la actualidad una cultura conservacionista. Hace algunos años se hubiera podido subir a alguna cumbre frecuentada siguiendo el rastro de pañuelos, papeles de caramelo, etc. Hoy somos mucho más responsables y llama la atención ver desperdicios o envoltorios en una cumbre.