Euskadi Ta Askatasuna, en un comunicado remitido a GARA, asume cinco acciones llevadas a cabo entre el 9 de setiembre y el 1 de diciembre, entre ellas la «ejecución de los miembros de los grupos especiales de la Guardia Civil Raúl Centeno y Fernando Trapero, en el curso de un enfrentamiento armado» en la localidad de Capbreton (las Landas). Y advierte que «seguirá actuando contra todas las fuerzas y aparatos represivos del Estado español sea en el lugar que sea, en la medida en que son instrumentos para seguir oprimiendo a Euskal Herria».

La organización armada reivindica, en primer lugar, el intento de atentado del 9 de setiembre en Logroño contra la Delegación de Defensa del Gobierno español; la explosión de un artefacto en la comisaría de la Ertzaintza en Zarautz, el día 25 de ese mismo mes; la acción que, el 9 de noviembre en el barrio bilbaino de Abusu, provocó heridas al escolta Gabriel Ginés tras estallarle una bomba colocada bajo su coche; y la colocación de los artefactos explosivos ante los Juzgados de Getxo el día 11 de noviembre, «a consecuencia de la cual un ertzaina resultó herido» cuando estaba manipulando un detonador.

Tras una primera referencia al tiroteo de Capbreton, ETA denuncia la estrategia emprendida por el Gobierno español «una vez que hundió el proceso de negociación que pretendía reconocer el derecho de autodeterminación de Euskal Herria y dar la palabra al pueblo; ha apostado por la represión salvaje». A su entender, el Ejecutivo del PSOE ha dado inicio «en todos los frentes» a una serie de operaciones policiales «que tienen por objetivo la detención, la tortura y el intento de asesinato de los militantes independentistas vascos que luchan y trabajan por la creación del Estado de Euskal Herria».

Una estrategia que, a su juicio, «sigue un diseño bien fijado» y que se ha reflejado en el arresto y posterior encarcelamiento de «jóvenes comprometidos» -cita concretamente los operativos registrados en Getxo, Nafarroa, Donostia y Gasteiz- y de «quienes fueron interlocutores en la mesa de negociación y de los miembros de la Mesa Nacional», así como de aquellos «miembros del movimiento popular condenados en jucios farsa», en clara referencia a los encausados en el sumario 18/98.

«La chulería del opresor»

De hecho, recuerda las palabras del ministro español de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en las que «con la chulería del opresor» apuntaba su intención de detener a un alto número -exactamente de tres dígitos- de vascos. «Se cumple la amenaza. Ésa es la realidad de la legislación y justicia españolas que se le imponen a Euskal Herria: el Ministerio de Interior ordena y anuncia, y la justicia cumple», censu- ra. Por ello, concluye que los vascos viven «un estado de excepción que persigue destruir al independentismo».

Y es en ese punto donde retoma «la ejecución» de las Landas. Asegura que, en el transcurso del proceso negociador, advirtió «de forma directa» ante la delegación del Gobierno español y los mediadores internacionales que había detectado «actuaciones del terrorismo de Estado contra militantes vascos» y que «ante esos intentos» les dijo que respondería. «Hemos visto a la Guardia Civil de España a la caza de los gudaris vascos y ha ocurrido lo que estaba anunciado hace tiempo: el 1 de diciembre, en Capbreton, ETA ha respondido ante la incesante presión de las fuerzas armadas de España contra los militantes vascos».

ETA también analiza en su comunicado las reacciones producidas tras el tiroteo. En primer lugar, se dirige a los medios de comunicación españoles y franceses porque entiende que «se han embarcado en una carrera» en la que se dedican a «mentir y confundir. Siguiendo órdenes de los dirigentes políticos y por medio de acusaciones falsas, parece que no tienen otro objetivo que engañar a la sociedad».

Agrega que esos medios están demostrando que «saben manejar la información, pero sólo la interesada, la que se cocina en los despachos de cargos gubernamentales como Michèle Alliot-Marie y Alfredo Pérez Rubalcaba». Según agrega, se es- tarían dedicando a «olvidar el conflicto político-armado que vivimos en Euskal Herria, respaldar las actuaciones de sus fuerzas represivas y distorsionar el contexto político de los hechos. Al parecer, todo vale contra ETA».

Los tiempos de González

Para la organización armada, también han entrado en ese juego los dirigentes de algunos partidos vascos «que, según parece, han olvidado el terrorismo de Estado sufrido por nuestro pueblo y sus ciudadanos durante largos años. Quieren ocultar la situación de opresión que padece Euskal Herria en todos los ámbitos y la represión que ejercen los poderes de España y Francia sobre los vascos. Éstos no han derramado las lágrimas vertidas estos días en el hospital de Baiona cuando han torturado salvajemente a ciudadanos vascos, ni han expresado el odio que muestran hacia la izquierda abertzale cuando la Guardia Civil de España, por orden de jueces fascistas, ha procedido a detener a docenas de vascos».

En ese contexto, trae a colación los tiempos de los gobiernos del PSOE presididos por Felipe González, «cuando puso en marcha la guerra sucia». Resalta que «ministros como Pérez Rubalcaba y altos cargos de las fuerzas armadas españolas se dedicaron con ahínco al diseño de ese mezquino plan» y recuerda que fueron muchas las víctimas de aquellas «salvajadas y asesinatos, llevados a cabo con la complicidad de algunos jueces y altos cargos franceses».

«Más cerca en el tiempo quedan los secuestros, torturas y asesinatos de Xabier Kalparsoro, Txato, Josu Zabala, Basajaun, y José Luis Geresta, Ttotto. ¡Este pueblo no perdonará!», añade.

Ante este análisis, y tras preguntar a París si «está dispuesto a ofrecer su respaldo a toda actuación de las fuerzas armadas de España», emplaza a ambos estados a «desactivar los mecanismos que ahondan en la ne-gación de Euskal Herria y en las vías represivas».