Miren SÁENZ

El Torneo Internacional de Navidad cumplirá el 29 de diciembre 25 años. La reunión actual, producto de la fusión entre el Gran Premio de Ordizia y el Ciudad de San Sebastián, los dos lugares que se alternan como sede, proviene de aquella competición surgida al amparo del tirón de Harri Garmendia cuando el nadador guipuzcoano vivió su mejor momento deportivo. Nació con la intención de «traer nadadores de élite y que estos fueran un referente para la gente de casa», recuerda Igor Mate, miembro de la empresa de gestión deportiva Igeriketa Lantzen y en labores de organización del torneo.

Garmendia fue el vencedor además de las cinco primeras ediciones de una cita que logró calar en el Goierri. Por la piscina del polideportivo Majori, donde toca la edición de las bodas de plata, han pasado nadadores de la talla de Tamas Darniy, Pankratov, Martín López Zubero, Kristin Otto o la estadounidense Angel Martino, que en el 93 se apuntó un récord mundial cuando Ordizia compartió protagonismo con un mitin catalán. Aprovechando la efeméride, el habitual homenaje que se dedica a alguien vinculado a este deporte se queda en casa, puesto que estará dedicado a los creadores y posteriores organizadores del torneo en 1982, aunque en su nombre al podio subirán los presidentes de los últimos 25 años.

Con la nómina de participantes todavía abierta, algunos de los asistentes se han apoyado en sus buenos resultados en el Europeo para aumentar su caché. «Solicitar más dinero es normal», admite Mate. Se trata de finalistas convertidos en medallistas que aprovechan su oportunidad en una disciplina con escasez de millonarios.

«¿Quién es Lisogor? -pregunta Mate- . Ha venido cuatro veces y es el actual recordman mundial de 50 braza en piscina de 25 y de 50 metros». El ucraniano defenderá su triunfo del pasado año, probablemente con éxito. Sin embargo, por estos lares es bastante menos conocido que Nina Zhivaneskaya, moscovita con pasaporte español y asidua al torneo que tras su paso por el Europeo regresará a Ordizia convertida en madre.

Esta vez Zhivaneskaya va tener bastante competencia. Las holandesas van a complicarle el objetivo del triunfo, que se cotiza con 1.500 euros. Marleen Veldhuis batió el récord del mundo de 50 libre hace un mes y el pasado domingo se proclamó en Hungría campeona continental por quinta vez consecutiva. Entrenada por Jacco Verheeren, el hombre que dirigió la carrera de Pieter Van den Hoogeband, pensando en ella Igeriketa Lantzen patrocina un premio de 3.000 euros si logra batir el récord del mundo. Tarea complicada, aunque no la victoria. Su compatriota, la mariposista Inge Dekker, también pretende subirse al podio final.

«En vez de contar con una figura de relumbrón traemos doce con menos nombre que van a contribuir a enriquecer la competición, porque según a quien traigamos nos hipoteca la prueba. Tenemos un presupuesto limitado, pero disponemos de contactos en un montón de sitios». Los puestos se establecerán por tabla FINA que, a diferencia de la tabla alemana cuya única referencia es la plusmarca mundial, fija la puntuación en función de la media de las diez mejores marcas históricas de cada distancia.

Con un presupuesto de 75.000 euros, de los cuales cerca de 12.000 se invierten en fijos, el clásico navideño mantiene su dinámica. «En 2006 fue la primera vez que la aportación privada superó la pública, más por demérito del Gobierno Vasco, que nos bajó, que porque subiera la otra», matiza Mate.

Antes, varios de los participantes tienen un compromiso previo en los Campeonatos de España, que arrancaron ayer en Gijón con las pruebas de larga distancia y que se prolongarán hasta el sábado. La competición de invierno ha elegido la piscina larga pensando en el Europeo de primavera y en los Juegos Olímpicos de Beijing, el acontecimiento del verano.