Baja temperatura del agua en la costa vasca
El episodio La Niña traerá consigo un invierno más frío de lo normal
Para cuando muchos lectores hojeen estas páginas habremos entrado ya en invierno. A las 6.08 de hoy queda inaugurada oficialmente la estación invernal. Llegamos a ella con un impetuoso viento sur, pero después de unas semanas gélidas. Un anuncio del frío invierno que, según las previsiones, tendremos por delante. Y todo debido al fenómeno La Niña: la temperatura del agua del mar está mucho más baja de lo normal, como ocurrió en el invierno de 1956.
Joseba VIVANCO | GASTEIZ
Hace doce meses, la Organización Mundial de Meteorología (OMM) y el prestigioso Centro Hadley del Met Office británico pronosticaron que 2007 sería el año más caluroso desde que existen registros de temperatura, y todo por la irrupción del fenómeno periódico conocido como El Niño. Sin embargo, no será así y, si bien 2007 se consolida como el séptimo año más cálido desde 1850 a nivel mundial, el causante de que ese augurio haya errado es la rápida transición que en marzo se produjo de El Niño a La Niña, la cual, a diferencia del fenómeno natural `masculino', enfría más la temperatura del agua del mar en determinadas latitudes del planeta.
Ese efecto de La Niña se está dejando sentir también en las aguas que bañan el litoral vasco. La temperatura del mar en noviembre pasado se estabilizó de media en los 13,6º, cuando la media de ese mes es de 15,1º . Un minucioso repaso a los registros de temperaturas del agua marina que se toman en el Aquarium donostiarra desde 1945 revela que sólo en otros dos noviembres hubo temperaturas inferiores a 14º: en el de 1955, con 13,9º, y el de 1978, con 13,8º.
Esa tendencia fría sigue ahora, en diciembre, cuando la temperatura media del mar se sitúa en torno a los 12,5º (13,3º es la media), lo que correspondería a la temperatura habitual de mediados de enero.
Este repaso histórico solicitado a la responsable del Instituto Nacional español de Meteorología en la CAV, Margarita Martín, pone sobre la mesa un dato revelador y casi profético: cada mínimo de temperatura de agua del mar por debajo de 14º en ese mes fue seguido se alguna efemérides climatológica relevante al año siguiente.
Así, las gélidas aguas de noviembre de 1955 fueron el preludio de las terribles heladas de 1956, un invierno que batió récords -en Hondarribia el termómetro bajo hasta -13,1º, en Igeldo a -12º y en Bilbo a -8º- y que dio paso a una estación primaveral igualmente muy fría.
La baja temperatura del mar en noviembre de 1978 fue la antesala del invierno de 1979, también frío, y de una primavera catalogada de muy fría. Pero lo más destacado es que ese 1979 fue el año de máxima precipitación en la CAV en todo el siglo XX. En Igeldo llegaron a recogerse 2.206 l/m2.
¿Simples anécdotas? La respuesta la da la propia Margarita Martín: «Estos mínimos en noviembre están asociados a la entrada de aire frío continental, lo que implica ausencia de los vientos habituales de este mes, los del sur, asociados a borrascas atlánticas». Así las cosas, los episodios de La Niña «se relacionan con la mayor extensión del anticiclón del invierno europeo, que afecta de lleno al Cantábrico, inhibiendo el paso de borrascas más cálidas y más húmedas del Atlántico central». Por consiguiente, la temperatura de la superficie del mar baja.
«Si el anticiclón continental es persistente en el Cantábrico ya en noviembre, será más aún en invierno, cuando hay menos horas de sol y hace más frío. Por tanto -deduce esta experta- es lógico que haya temperaturas muy bajas en la parte más cruda del invierno siguiente».
Pasó en el año 1956, con el episodio más fuerte de La Niña de las últimas décadas, y pasó en el 78 con continuas irrupciones del frente polar sobre el suroeste europeo. El último episodio de La Niña, aunque si bien fue más moderado, es el que precedió al invierno de 2005, también frío y seco.
En base a estos hechos, todo apunta a que, como vaticina Margarita Martín desde el observatorio de Igeldo, estemos ante una estación invernal más fría de lo normal, y seguramente seca, que es otra condición que suele acompañar a La Niña. Además, el último informe de la Organización Mundial de Meteorología confirma que los efectos de La Niña sobre el continente europeo van a prolongarse hasta entrada la primavera. Lo que sí parece confirmado es que estamos en puertas de un invierno más gélido que el precedente, que se vio afectado en su caso por El Niño y fue más templado de lo habitual por estas latitudes.
Las inundaciones de 1983
Ese Niño se prolongó hasta febrero de 2007 y la rápida transición que se dio hacia marzo en La Niña nos legó otra llamativa consecuencia: una transición igualmente rápida se produjo en agosto de 1983, el año de las graves inundaciones en Euskal Herria. Pues bien, este 2007, esas intensas precipitaciones y sus daños se localizaron en la noche del 3 al 4 de mayo en Senpere y Azkaine, donde llegaron a recogerse más de 200 l/m2.
«Esa causa-efecto no está establecida, aunque sí está probada la relación entre el tiempo en el Golfo de Bizkaia y los episodios del Niño-Niña. No se sabe por qué sucede, pero ha sucedido otras veces y se relaciona con grandes inundaciones», explica Martín. «Estos fenómenos son medidores del estado del equilibrio energético entre el océano y la atmósfera, pero no se termina de conocer», añade.
Por muchos estudios que se hagan, investigaciones, modelos matemáticos, discursos de Al Gore e informes de la ONU sobre el calentamiento global... el sistema climático mundial sigue sin ser comprendido en su totalidad. La directora del INM en la CAV puntualiza que «es arriesgado hablar de cambio climático cuando no se sabe cuál es su estado». El Niño y La Niña, aún no comprendidos del todo, explican muchas de las alteraciones conocidas. «Ambos episodios tienen relación con la actividad energética de nuestro Sol, del cual parecen haberse olvidado cuando se habla del clima de la Tierra», reprocha.
Estos episodios climáticos no ocurren siempre con la misma intensidad ni con la misma periodicidad. No obstante, sí parece que desde la última parte del siglo XX se ha producido un aumento de su frecuencia.
Este fin de semana no se esperan cambios bruscos sobre los cielos de Euskal Herria. Hoy y mañana seguiremos disfrutando de un moderado viento del sur o del sureste, que en los lugares más umbríos se agradece especialmente por estas fechas porque «seca» el ambiente. Las previsiones meteorológicas sí apuntan a un notable cambio entre el martes, el día de Navidad, y el miércoles, ya que se anuncia la entrada de una masa de aire frío arrastrada por vientos del norte que, incluso, podría distribuir precipitaciones generalizadas. Con este panorama, es posible que el año finalice con nieve en las zonas más altas de nuestro país.
GARA
Calentamiento anómalo de la superficie oceánica tropical en el Pacífico Oriental (Ecuador, Perú y norte de Chile); sucede lo opuesto en las costas de Oceanía. Todo ello provoca un aumento de la temperatura media del planeta.
Ahora lo que tenemos es La Niña, es decir, una agudización de las diferencias térmicas entre una costa y otra del Pacífico Tropical. Produce cambios en los vientos atmosféricos enfriando el planeta.