La Real quiere el mejor final para el peor año y buscará ante el Tenerife una victoria importante en muchos sentidos. Serviría para aumentar a nueve la racha de partidos sin perder, que adquiere mayor relevancia si se cierra con una serie de once de quince. Incluso podría permitir cerrar el año con los mismos puntos que el tercero, en función de lo que pase en otros campos.

Pero en la situación en la que vive la Real, la victoria adquiere una importancia especial porque está en juego la continuidad en el buen camino retomado este verano y la del hombre que ha sido capaz de venir de las islas a La Concha a coger el timón de una nave que marchaba a la deriva en una mar más que revuelta, y que ha sido capaz de mantener firme el rumbo a pesar de encontrar en seis meses más temporales que el más veterano arrantzale ha podido conocer en toda su vida.

Una victoria además permitiría reforzar la ilusión del aficionado en un momento clave, en el que los abonados deben decidir si acompañan a la Real en la travesía del desierto de la Segunda o si la abandonan porque en esta categoría no hay lugar para el espectáculo. Porque la ilusión debe llegar con resultados, no con palabras huecas, mentiras y previsiones surrealistas que no puede mantener ni el que las anuncia y a las que se agarra un sector de la afición como los desesperados se tiran al mar sin salvavidas, sin darse cuenta de lo que mejor es seguir en este barco todos unidos.

Desde la unión

Por suerte, los que tienen que estar unidos en el barco lo están y sería bueno que hoy los aficionados se sumen a esa piña simbólica que formaron sus jugadores cuando Iñigo Díaz de Zerio marcó ese gol que puede ser el punto de inflexión de la temporada. Si Anoeta juega con sus jugadores, les aplaude cuando creen que tienen que dar un pase atrás para coger impulso y les comprende cuando se equivocan, la victoria estará cercana.

Porque nadie puede ir a Anoeta con la idea de que la Real debe ganar fácilmente. Nadie gana fácil en Segunda y el Tenerife llega además en su mejor momento de la temporada, tras dos victorias seguidas y con una serie de diez puntos de los últimos quince. Para conseguir la victoria y romper esa racha, Coleman puede decantarse por jugar con dos puntas tras el acierto de Delibasic y Díaz de Zerio en Granada y las bajas de Aranburu y Larrea, que no entró en la lista por un bloqueo lumbar, al igual que Carlos Martínez, que recayó de sus molestias.