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Raimundo Fitero

El siglo

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Yo diría que estamos en el siglo de los siglos. O en el día del siglo. O en la resaca del siglo. Todo serviría para describir este estado de ánimo tan entreverado en el que como si de una premonición se tratara ya suena en las cabezas el soniquete de la lotería y se repiten números que parecen soles, mientras llevamos una semana con un partido del siglo, que hace un siglo empezó y tardará otro siglo en terminar. Los partidos se ganan sin bajar del porcentaje de audiencia, se juegan en los despachos de apuestas y las sospechas se convierten en fantasmas globales. Cada día hay una estafa. O dos mil.

Presencié en directo la tontería de los Vázquez de Tele 5, es decir, una supuesta llamada telefónica espontánea y sin conocimiento de Jorge Javier Vázquez, realizada en directo al remozado en su cabecera y sintonía «Aquí hay tomate» por Jesús Vázquez, en la que éste, pedía excusas a aquél por algunas declaraciones de Jesús, sobre Jorge Javier relativo a su comportamiento como gay en los medios de comunicación, que venían a contradecir las efectuadas por Jorge Javier en «la noria», sobre una supuesta no aceptación generalizada de su condición de gay. Fue uno de esos actos del siglo, un gesto, un gestazo, es decir un apaño, una tontería muy tonta, porque los que estaban presenciando la entrega que no fueran lectores de un periódico de la derecha española más rancia no podían saber lo que Jesús había dicho sobre Jorge Javier, ni siquiera el cabreo de este último sobre lo dicho por el otro. Lo único cierto es que quedaron para tomar un café, y que Jorge Javier le dijo a Jesús que estaba «decepcionado», y que «con el dinero que tienes, invitarme solamente a un café y no a cenar». O sea, el guión del siglo.

Estamos entre los maratones solidarios del siglo, los anuncios de cava del siglo, y el atraco del siglo, precisamente el que sufrió José Luis Moreno en su mansión de la sierra madrileña y que al negarse a dar el número secreto de su caja fuerte a los asaltantes, le metieron una paliza que nos lo tienen ingresado en un hospital. Que se mejore, que la parrilla televisiva sin sus engendros parece menos del siglo. ¿De qué siglo hablamos?

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