ANTE EL EUSKAL HERRIA-CATALUNYA
«Cada fútbol tiene su carácter; los vascos somos generosos y disciplinados»
Jugó 49 partidos con la española y sólo uno con la vasca (eran otros tiempos), pero a José Angel Iribar le brillan los ojos al hablar de su selección: la de Euskal Herria. En vísperas del partido contra Catalunya, GARA ha aprovechado para repasar con el zarauztarra el estado del fútbol vasco, del europeo y del mundial. Qué tenemos y qué nos falta. Con un horizonte: competir pronto de igual a igual con el resto.
Ramón SOLA |
El móvil del coseleccionador vasco no para de sonar en estos días. A los compromisos habituales se unen los preparativos del partido de San Mamés contra Catalunya. Son ya quince años al frente de la vasca, en un proyecto que no para de crecer pero al que todavía queda mucho camino. Tiempo de sobra para calibrar dónde está el fútbol, y el país en general.
Vuelve la selección, y no precisamente en un buen momento para el fútbol vasco. Sólo dos equipos en Primera, y en la zona baja... ¿Cómo ve la situación?
Es verdad que los equipos no están funcionando, pero podemos conformar una selección de garantías para competir muy bien. La única pena ha sido el calendario de la Premier League, que nos va a impedir contar con algunos jugadores. Aparte del rendimiento que estén dando los equipos, como selección tenemos un grupo competitivo y estamos en una buena línea, no sólo con buenos resultados, sino también con buen juego.
Pero en esta época no contamos con jugadores de primerísimo nivel europeo, salvo Xabi Alonso, quizás pronto Raúl García...
No, no estoy de acuerdo. Hay más. Está Almunia, por ejemplo, que ha cogido la titularidad en el Arsenal. Eso no es moco de pavo. O Arteta, que está jugando muy bien en el Everton, en una liga muy competitiva. Y luego estan los de aquí; los del Athletic o los de Osasuna. Yo creo que hay jugadores buenos.
Cojamos al azar un grupo de clasificación para el próximo Mundial: Holanda, Escocia, Noruega, Macedonia e Islandia. Se clasifica el primero y el segundo juega la repesca. ¿Dónde estaría Euskal Herria?
Lo que te garantizo es que competiríamos muy, muy bien, como lo hacen Holanda, Escocia o Noruega mismo, que son equipos que compiten fenomenalmente bien. Seguro que no habría grandes diferencias.
Da envidia ver cada vez más países de similar nivel demográfico al nuestro en esas competiciones...
Sí. Además, el fútbol se ha globalizado y han entrado a competir selecciones de países que antes estaban en las antípodas del fútbol.
Los argentinos son pícaros; los alemanes, potentes... ¿Cada uno juega como es? ¿Cómo somos los vascos?
Creo bastante en esa tesis. Cada uno tiene su estilo o intenta tenerlo, y ese estilo se asemeja a su carácter. Nosotros somos sobre todo muy generosos. Muy generosos en el esfuerzo y muy disciplinados. Pero también somos capaces de darle un toque técnico y valorar a este tipo de jugadores.
Parece que estamos siempre mirando a aquel «boom» de los inicios de los 80. No sólo se ganaron cuatro ligas seguidas: el Bilbao Athletic de Iribar se salía en Segunda, Osasuna llegaba a la UEFA... ¿Fue casualidad?
Todavía no había entrado la Ley Bosman, la globalización de la que hemos hablado. Y aparte hubo una generación de jugadores importantísimos. No sólo estaban en el Athletic y en la Real, sino que luego futbolistas que salieron de éstos y de Osasuna llegaron a un equipo de nivel mundial, hicieron aquel «Bascolona» de Cruyff en el que había casi siete titulares vascos. Lo llamativo ni siquiera fue que fuera una cosa generacional, sino que salieran tantos jugadores a la vez para hacer equipos enteros.
Ahora sería imposible. Los clubes grandes te quitan jugadores desde los 14 años...
Sí. Esto nos deja en inferioridad, claramente.
Y con la despersonalización de los equipos ha venido el declive. Ahí está el caso de la Real...
Es importante mantener la personalidad, hasta para el equipo más grande del mundo. Tiene que haber un sentimiento, sobre todo para tirar para adelante y echar el resto cuando llegan los momentos difíciles. Este tipo de equipos sufre cuando las cosas van mal. El Athletic tiene una ventaja en este terreno.
Sí es cierto que mantiene su filosofía, pero ¿no le falta un poco de autoestima, creerse que efectivamente es un caso singular e impulsarse en ese plus?
Lo que pasa es que los resultados marcan mucho. La autoestima la recibe el jugador muy cerca, por el apoyo de un público que acude cada vez más a San Mamés y que es incondicional. Pero los equipos que tienes enfrente se han potenciado muchísimo, cada año más. Eso repercute hasta en Segunda, que cada vez es más competitiva. Y el fútbol africano tiene mucho que ver en esa potenciación.
¿En qué sentido?
De ahí vienen jugadores con una capacidad física y técnica impresionante; quizás no táctica todavía, aunque cada vez la están adquiriendo más. Han ampliado mucho el mercado. Son jugadores de futuro y que ahora mismo ya están potenciando mucho los equipos de primera línea de todo el mundo, y no sólo los grandes. La liga francesa, la inglesa o la italiana están plagadas de estos portentos, futbolistas que son capaces de jugar a un ritmo impresionante y con una capacidad técnica muy apreciable.
Hasta la cantera se está mundializando. El equipo de moda es el Arsenal, con jugadores muy jóvenes de todo el mundo. ¿Por ahí va el futuro?
Sí. La apuesta es ésa: lanzar cazatalentos por todo el mundo e incorporar a todo lo mejor que ven por ahí. Además, si tienes cierta capacidad económica no es tan difícil hacerlo, porque el fútbol de abajo también está ya tan estructurado que puedes ver a todos esos jugadores compitiendo desde muy temprano en competiciones que se organizan y que no tienen otro fin que ése: cazar talentos.
¿Llegará a ser más rentable entonces invertir en ojeadores que en formar a chavales?
Es importante. Los que han empezado por ahí han tenido resultados, y prácticamente todo el mundo lo está haciendo. Pero para los vascos ese campo está también muy limitado.
Se habla mucho del fútbol de toque: del Arsenal, del Barcelona... Pero al final suelen ganar los eficaces: el Madrid, Italia, Grecia... ¿Cuál es la clave?
Por gustar, ¿a quién no le gusta ese fútbol? Lo difícil es conseguir resultados con eso. Hay muchos entrenadores que lo intentan y no lo consiguen. Hay que lograr equilibrio entre lí- neas, con balón y sin balón. La apuesta del Arsenal es muy bonita, desde luego, es una gozada para la vista, pero lo importante son los resultados.
La cantera de entrenadores vascos sí funciona: Valverde, Clemente, Lotina, Irureta, Ziganda, Azkargorta... ¿Algún secreto?
Es cierto. Pero además ha sido así desde hace muchos años. Ha habido una buena escuela de entrenadores en Real Sociedad, Athletic, Osasuna y Alavés. Y ha habido vocación, que es lo más importante para ser entrenador. La mayoría de los que has nombrado han empezado además desde abajo, y eso les ha dado una base.
¿Ser entrenador es cada vez más difícil?
Sin duda. En nuestra etapa era mucho más simple llevar a un equipo a sus objetivos.
¿Hay que saber más de sicología que de fútbol?
De sicología... y de todo. Por ejemplo, es esencial atender a los medios de comunicación, que están testando todos los días a ver cómo funcionas, en qué momento estás...
En el vestuario de Osasuna, por ejemplo, hay un caboverdiano, un iraní, un checo, un suizo, un uruguayo, un mexicano... ¿Cómo se hace piña con eso?
Esos entrenadores tienen que tener un plus de capacidad. Es claro el ejemplo de Irureta en el Dépor. Tenía unas once o doce nacionalidades para «torear» y lo hizo muy bien. Porque todo eso se tiene que trasladar al campo, y en el campo si no juegas como equipo en estas ligas tan competitivas... agur!
¿No les falta hambre a los jugadores de aquí? Ves a Eto´o y se come el campo, y eso probablemente tendrá que ver con la infancia que ha pasado y la oportunidad que tiene delante...
Al jugador de Europa yo le veo mucho más frágil. Puede estar muy dotado física, técnica y tácticamente, pero a la hora de solventar las dificultades con las que puede encontrarse se cae pronto, le afecta demasiado. Jugadores como Eto´o vienen con más hambre y tienen más autoestima de sentirse importantes.
Se juega más a fútbol en la Play Station que en la calle. ¿Se volverá un juego virtual?
No lo sé. Pero entonces siempre estábamos haciendo algo beneficioso para la salud: correr, trepar, andar, trabajar... Y tenías tiempo para todo. Ahora los chavales están totalmente metidos en el estudio, y los juegos son mucho más estáticos. Tienen una agilidad mental impresionante, pero en el aspecto físico... Los chavales necesitan más tiempo para hacer deporte.
Algunos deben llegar ya estresados al entrenamiento, tras las clases, las extraescolares...
Sí, sí. Y piensa que en Lezama tenemos profesores para ayudarles en sus estudios a los chavales que tienen problemas.
Pero los métodos son mucho mejores. Habrá veces que piense: «Si hubiera habido esto en mis tiempos...»
Buff... Hoy día casi se puede hablar de que cada línea tiene su propio técnico: entrenadores de defensas, de delanteros... ¡Si yo hubiese tenido un entrenador de porteros!
¿No había nada similar?
No, no. El segundo entrenador te chutaba al final del entrenamiento, pero no te daba demasiadas indicaciones. Nosotros nos hemos hecho a nosotros mismos.
Y no había televisión...
No. Por eso, yo creo que hemos tenido que ser más imaginativos para ver por dónde podía venir el juego, el fallo, la virtud, cómo actuar en cada situación... Nosotros nos lo hemos imaginado mucho, ¡incluso leyendo! No teníamos imágenes. O te lo imaginabas viendo al portero de tu pueblo. Ahora, con la televisión puedes tener todos los detalles, pero la conclusión que saco es que estás demasiado pendiente de eso y dejas de ser tú mismo. Cuando he estado entrenando, me gusta que tengan esa libertad de actuación. Es cuando más se rinde y cuando más se disfruta en el campo. Ahora veo que tras una jugada el futbolista mira al banquillo, para bien o para mal, como si necesitara la aprobación del entrenador. Por eso se ve a algunos equipos agarrotados. Yo entiendo el fútbol con más fluidez, con más imaginación. Y se juega demasiado en función del contrario. Tanto análisis y tanto vídeo está haciendo mucho daño al fútbol porque lleva al final a centrarse en evitar errores o en buscar el error del contrario. Eso no existía antes. Había más libertad en el campo.
Resulta contradictorio, porque al final los jugadores que desequilibran son los que arriesgan: Messi, Agüero...
Sí, pero ahí está el ejemplo. Agüero este año se sale y el pasado ni jugaba. Sin duda, estos jugadores son los que le dan al fútbol una frescura especial.
Volvemos a la selección. El partido contra Catalunya llega con perspectivas de un ambiente extraordinario.
Sí, extraordinario. El campo va a estar lleno. Está claro que es una cosa que va a más.
¿No hay riesgo de que este partido anual quede reducido a algo folklórico?
Yo creo que es importante jugar este partido, pese a todo. La oficialidad hay que ir ganándola paso a paso, y cada partido es un paso adelante en este sentido. Y tengo la sensación de que cada vez hay más debate sobre la selección. Eso es bueno. El debate está en la sociedad en general y en la futbolera en particular. Desde que empecé en 1992 -y he tenido la suerte de que cada año han contado conmigo-, he visto clara esa evolución. Y luego, con nosotros ha jugado gente muy importante, y lo ha hecho muy a gusto. Y no quiero olvidarme de los clubes, que también han colaborado.
Si Euskal Herria fuera oficial, ¿tiene claro que los futbolistas vascos preferirían jugar con esta camiseta?
Yo creo que en general sí, sí. Pero es una decisión personal, claro está.
Igual se lo han preguntado muchas veces, pero ¿cómo se compagina jugar con la selección española en tiempos de Franco y sentirse abertzale?
Por un lado, no había otra opción. Pero además tampoco teníamos demasiada conciencia de ello. Una dictadura es eso, entre otras cosas: no te da demasiadas oportunidades de conocer las cosas, de enterarte de los porqués. Yo empecé a jugar como internacional en 1964. Te llamaban e ibas, pero para jugar al fútbol. Nosotros sólo éramos futbolistas.
Luego tuvo un compromiso político más activo. ¿Era más fácil en esos años tras la muerte de Franco que ahora? En estos tiempos le habrían machacado en ciertos medios...
Es difícil entrar en esa comparación. Cuando sacamos la ikurriña en Atotxa, al no estar legalizada hubo quien nos dijo: «Dedicaos a jugar a fútbol, que es lo vuestro». Pero otros muchos aplaudieron. Unos querían que dejáramos de ser personas por ser futbolistas, y otros defendían que fuéramos personas igual que el resto. Ese era el tema.
La selección vasca ha crecido sobre todo en la sociedad. ¿Cómo lo ha vivido?
Funcionó desde el principio. Yo jugué contra Irlanda en 1979. El campo estaba lleno, había un ambientazo. Luego se jugó contra Bulgaria en Atotxa, cuando yo ya me había retirado, y lo mismo. Hubo un parón después de un partido contra Hungría que salió mal, en Mendizorrotza, pero luego se reavivó. Desde el principio se percibió que la selección calaría.
¿Qué conclusión se sacó del partido en Venezuela?
Ellos estaban preparando la Copa América, era también su ensayo para ser sede, y se lo tomaron muy en serio. Aquel partido tenía todas las trazas de oficialidad, le dieron toda la solemnidad, y claro, nosotros disfrutamos mucho. Encima de eso, hicimos un primer tiempo primoroso. Íbamos como sparring, pero se llevaron la sorpresa de que les ganamos.
¿Habrá más salidas?
La federación está en ello. Yo creo que después de todas las selecciones con las que hemos jugado, en el ámbito internacional ya nos conocen bastante y, además, nos respetan bastante.
1961
José Angel Iribar Kortajarena, «El Txopo», ficha por el Baskonia con 17 años. Había empezado a jugar en el equipo de Zarautz, su localidad natal.
1962
Ficha por el Athletic. Debuta en Primera en un partido en Málaga. Pronto se haría con la titularidad para no abandonarla en casi dos décadas.
1964
Se estrena con la selección estatal en un partido en Irlanda (jugaría 48 veces más). Ese año cimenta su fama de parapenaltis en un torneo en A Coruña en el que detuvo los cinco tiros rivales, aunque él sostiene que uno pegó en el poste. Gana en el Bernabéu la Eurocopa ante la URSS de otro mítico guardameta, Lev Yashin.
1966
Iribar es titular indiscutible en el Mundial de Inglaterra. Juega contra Argentina, Suiza y Alemania Federal. Jugaría con esta selección hasta 1976.
1969
Con Iribar, el Athletic gana la Copa (1-0 al Elche). Y repite en 1973 (2-0 al Castellón). Pero la final más recordada es quizás la perdida ante el Betis a penaltis (1977).
1977
El Athletic alcanza la final de la UEFA, sin poder alcanzar el trofeo. El 2-1 de San Mamés se queda corto ante el 1-0 de San Siro. Pero en sus más de 20 partidos en Europa, Iribar acumula éxitos y fama, como el recital de paradas en la que pasaría a la historia como «la batalla de Liverpool», frente a uno de los mejores equipos del continente.
1979
José Angel Iribar se estrena con la selección de Euskadi, frente a Irlanda, en el retorno del combinado. Será su primer y último partido con la camiseta verde.
1980
Juega su último partido oficial con el Athletic de Bilbao. Atrás quedan nada menos que 407 encuentros de Liga, y más de 600 partidos en total como profesional.
1986
Entrena al Athletic durante una temporada. Antes había convertido al filial en subcampeón de Segunda División. También ha sido entrenador de porteros.
1992
Se convierte en seleccionador vasco, un cargo que no ha abandonado desde entonces y comparte en la actualidad con Mikel Etxarri.